Cataluña, elecciones sí pero sin miedo

    Pedro Antonio Fuentes, periodista

    Si de algo  deben preciarse los Estados democráticos y de Derecho para ser creíbles y legitimar la gestión política debería ser por el cuidado que pongan los organismos que regulan la convocatoria y la celebración de elecciones  libres, para que los comicios que sean den plenas garantías a los votantes de que aquellos se desarrollen sin riesgos de ningún tipo y especialmente en este caso que se puedan ver interferidas por circunstancias como la crisis sanitaria como la que ahora estamos  sufriendo.  Y ahora faltan pocos días para que los catalanes acudan  a las urnas después de una convocatoria polémica que se consumará el 14 de este mes de febrero, en medio de un proceso que por varios factores, en modo alguno dan la tranquilidad suficiente a los electores acudan a la cita, sin  temor a contagiarse con el Covid 19. Esa inquietud que preocupa a la población catalana  previsiblemente irá en detrimento de una aceptable participación que permita medir realmente las preferencias de quienes han de elegir a los nuevos diputados autonómicos para conformar el ejecutivo de la Generalitat  Desconozco los motivos objetivos que han llevado al gobierno de esta comunidad/nacionalidad y a los organismos que regulan la legislación electoral a decidir la fecha sin valorar la conveniencia  o no del día elegido.

    Siento decir que si lo que se ha ido buscando ha sido una gran participación de los electores para dar mayor legitimidad al resultado que difícilmente se va a lograr ante los miedos que la gente viene manifestando, entre otras cosas hasta para formar parte de las mesas electorales.    Si realmente las cabezas pensante esperan que estas elecciones catalanas van a mejorar el panorama político que se vive en este territorio de la geografía española me temo que eso será casi imposible aunque me gustaría equivocarme. Sería incomprensible que después de la ratificación de la convocatoria del 14F por el TSJC y la Junta Electoral competente haciendo caso omiso a las advertencias sobre los peligros de llevar a cabo la consulta electoral, días posteriores aparecieran nuevos contagios atribuibles a los contactos habidos en los colegios electorales.     

    Una vez más  observamos la necesidad de que la gestión de los poderes públicos responsa a objetivos de eficacia y eficiencia en la calidad de vida de las personas, independientemente de las ansias de poder de quien lo ejerce  sin  contemplar otros prismas. Si Dios no lo remedia, las elecciones catalanas no ofrecen unas buenas perspectivas y nos tememos una baja participación con los consiguientes peligros que por otra parte pudieran incrementar el número de contagios. Cuánto lo sentiría.