El año pasado el confinamiento estricto lo impidió, pero este 2021, a pesar de los pesares, Cuenca ha vuelto a vivir un Viernes de Dolores en el Santuario de Nuestra Señora de Las Angustias. La vida no es la misma y aunque la devoción colectiva se mantenga incólume la pandemia también obliga a cambiar costumbres. No ha habido subidas por los escalones que llevan al camarín para besar el manto de la Virgen, ni estampa, ni coro en las eucaristías. Las mascarillas ocultaban los bisbeos de los rezos y los aforos limitados han obligado a los fieles, que se han contado por cientos en un continuo goteo, a visitas breves y recorridos rápidos.
La Virgen de las Angustias es la patrona de la Diócesis, de todo el territorio provincial. El presidente de la Diputación, Álvaro Martínez Chana, ha asistido a misa vespertina, que ha sido presidida por el obispo de Cuenca, José María Yanguas, quien antes había estado orando ante la imagen de la Madrid con Cristo muerto en sus brazos.
El dirigente provincial ha estado acompañado por dos compañeros en el Equipo de Gobierno socialista, la vicepresidenta segunda, Elena Carrasco, el vicepresidente tercero, Joaquín González y los diputados Cayetano J. Solana, Clara Plaza (ambos del PP) y Marta Tirado (Cuenca Nos Une).
Martínez Chana ha firmado además en el libro de honor de la Congregación de Esclavos de Nuestra Señora de Las Angustias. Desde la Diputación de Cuenca han expresado el deseo de que «en esta Semana Santa 2021 prime la responsabilidad y sean días de paz, reflexión y unión para todos y todas las conquenses». Se muestran convencidos de que «el próximo año la Semana Santa conquense volverá a ser historia viva de nuestra ciudad».