Tras una mañana de Viernes Santo atípica, en la que la procesión de Camino del Calvario se ha sustituido por un Vía Crucis en el interior de la iglesia de El Salvador y el canto del Miserere, los secretarios de las tres hermandades participantes en el desfile coinciden en dos aspectos de la decisión: su dificultad y su necesidad.
Según las previsiones ofrecidas por la Agencia Estatal de Meteorología, el horario de esta procesión tenía una probabilidad de lluvia del 100%, por lo que, a las 21:00 horas del Jueves Santo, las hermandades, Turbas de Cuenca, la Junta de Cofradías y el párroco de El Salvador tomaron esta decisión de suspender.
Aunque al final la lluvia no ha caído con la intensidad prevista, sí que es cierto que el viento traía fuertes ráfagas, lo que también puede poner en peligro las tallas y los enseres de las hermandades. «Sobre todo, primamos el bienestar de nuestras tallas y nuestros hermanos», afirma Aurora Garrote, secretaria de la Soledad de San Agustín., aunque es consciente de que «las predicciones eran complicadas, y es una decisión que conlleva consecuencias importantes para la ciudad y las Hermandades».
Miguel Ortí, secretario de Nuestro Padre Jesús Nazareno de El Salvador considera que «hemos hecho lo necesario, aunque era una decisión muy dura». «En vista de lo que ha pasado en los últimos años, no podíamos jugárnosla y salir a la calle con agua», argumenta.
Por su parte, Julián Espadas, secretario de San Juan Apóstol Evangelista reconoce que «es una impotencia y una rabia el hecho de estar preparando durante todo el año una procesión como esta y que, por un fenómeno meteorológico que al final se cumplió no tanto como nos dijo el meteorólogo, tengamos que tomar una decisión tan trascendental y de tanto calado». Por ello espera que «el año que viene Dios diga que no llueva y podamos salir».
En cualquier caso, en palabras de Espadas, el Vía Crucis realizado en el interior de la iglesia ha servido para «solventar la rabia y la impotencia de no poder hacer el culto externo que sería la procesión». «Ha mitigado un poco el mal sabor de boca que tenemos todos los hermanos para sobrellevar estos momentos de la mejor manera posible», ha añadido Ortí.
Los secretarios de estas hermandades no han sido los únicos en valorar estas decisiones. Jorge Sánchez Albendea, presidente de la Junta de Cofradías de Cuenca, llamaba a «estar unidos en la adversidad y continuar trabajando como nazarenos, todos juntos». Y Darío Dolz, alcalde de la ciudad, también considera que se trata de decisiones «muy difíciles pero acertadas», ya que «debe primar la responsabilidad y la seguridad».