El Salvador escucha el Miserere y acoge un fraternal y multitudinario Vía Crucis

Cientos de fieles han abarrotado la parroquia para asistir a una emotiva ceremonia en honor de las cinco hermandades que se han quedado sin salir en las procesiones Camino del Calvario y En el Calvario

La parroquia de El Salvador se ha quedado pequeña para acoger al gran número de fieles que se han reunido en un Vía Crucis inédito, organizado ante la suspensión de las procesiones Camino del Calvario y En el Calvario. Una iniciativa novedosa que ha estado arropada por cientos de personas, en solidaridad con las hermandades de Nuestro Padres Jesús Nazareno de El Salvador, San Juan Evangelista y Nuestra Señora de la Soledad (de San Agustín), que se han quedado sin procesionar esta madrugada, así como del Cristo de la Agonía y el Cristo de a Luz, sin desfile en la mañana del Viernes Santo.

El relato de los últimos momentos de Cristo, con sus catorce estaciones de penitencia, ha sido la mejor manera de arropar a los desconsolados hermanos y hermanas, últimos damnificados de una Semana Santa ‘horribilis’ en lo meteorológico que va camino de superar record que, hasta ahora, corresponde al 2013 con seis procesiones suspendidas de nueve (todavía no desfilaba el Sábado Santo).

Caras compungidas, pesar contenido…y la esperanza de que «el año que viene será». Los comentarios de los hermanos de ambas procesiones han discurrido por similares caminos. Mucha pena pero también resignación ante los elementos que no se pueden controlar. Marisa, hermana de San Juan, apuntaba que «lo veíamos venir pero no nos lo queríamos creer. Estábamos viendo que se estaban suspendiendo y que el tiempo no mejoraba pero siempre te queda la ilusión de que igual podíamos salir. Al final ha sido que no y no nos queda otra que esperar para salir el año que viene incluso con más ilusión».

La nave central de El Salvador ha sido esta mañana de Viernes Santo una reproducción a escala de la sociedad conquense. Mayores, pequeños, ancianos…unidos por el sentimiento común de solidaridad y cariño hacia la Semana Santa de Cuenca.

La voz, a cargo de las cinco hermandades

La ceremonia ha comenzado con el Miserere entonado por un grupo de fieles que, junto a un órgano, han llevado a cabo el acompañamiento musical. Gonzalo Marín, párroco de El Salvador, ha ejercido de conductor en un Vía Crucis cuyas intervenciones han corrido a cargo de hermanos y hermanos de la cinco hermandades, con sede en la parroquia, que han quedado sin procesionar. El Padrenuestro, en cada estación, y el Ave María en la decimotercera y como colofón, ha reconfortado a los fieles qe han asistido al oficio.

Previamente, la Soledad de San Agustín ha convocado un desayuno en el que el consiliario de la Hermandad José Martínez Arcas ha trasladado que «la lluvia que impide que las procesiones salgan, no impida que cada día aumentemos nuestro amor por la Virgen Madre».