Colas en las iglesias y trasiego constante de fieles: Cuenca muestra en Viernes Santo su ansia de Semana Santa

Cuenca vivió en este 2 de abril una suerte de meta volante hacia la ansiada recuperación de la normalidad, un estadio intermedio hacia el regreso de los desfiles.

No fue el Viernes Santo deseado con tres procesiones sucediéndose por las calles de la ciudad durante unas 20 horas, pero sí uno fue muy distinto al del año pasado, cuando el confinamiento domiciliario vigente y los templos cerrados a los fieles recluyeron las devociones en los hogares. Cuenca vivió en este 2 de abril una suerte de meta volante hacia la ansiada recuperación de la normalidad, un estadio intermedio hacia el regreso de los desfiles. Una demostración de la vigencia del amor por la Semana Santa a pesar de la cancelación de los desfiles; una muestra del ímpetu por vivir la celebración que se va acumulando tras tantos meses de espera.

Las imágenes no estaban en las calles pero sí que fueron objetos de cientos de rezos y miradas. Las iglesias donde reciben culto las sacras esculturas que, de no mediar pandemia de COVID-19, hubiesen salido en procesión fueron escenario todo el día de un trasiego constante de fieles, únicamente interrumpido en las horas de cierre, que se han solapado con las lluvias del primer tramo de la tarde.

En las cercanías de la Parroquia de El Salvador se generaron a lo largo de la jornada largas colas para acceder al templo que, en momentos de apogeo como el mediodía, llegaron a ocupar gran parte de la cuesta de Solera. El aforo estaba muy limitado y los devotos entraban a cuentagotas para evitar riesgos y aglomeraciones. Limpieza de calzado y manos en la puerta y un itinerario marcado para moverse por las capillas reforzaban el esfuerzo por reducir el riesgo de contagios.

Ramos y centros de flores y otros detalles de devociones particulares, secretas e íntimas reposaban al pie de imágenes como San Juan Evangelista o el conjunto de La Caída. Cuidado exorno el Nuestra Señora de la Soledad de San Agustín, deslumbrante en su austeridad compungida. Entre faroles y tulipas caminaba sin moverse el Jesús Nazareno de las Seis y las imágenes de la Lanzada vestían como lo hubiesen hecho para el cortejo de ‘El Calvario’, mientras la delicada presencia de María Magdalena y la rotundidad del Cristo de la Luz disparaban el fervor de la capilla.

En la de Caballeros, histórico espacio, se trataban capturar recuerdos e imaginar futuros en torno al Cristo de la Agonía, la Soledad ante la Cruz y el Cristo Yacente, con la Amargura y San Juan de testigos mudos.

En la antigua iglesia de San Andrés se generaron asimismo turnos de espera, aunque de menor magnitud que en El Salvador, para ver la exposición ’80 años de Semana Santa de Cuenca’ que reúne carteles de la celebración y muestra un montaje audiovisual sobre los pregoneros. Los visitantes se encontraron también con el paso de la Cruz Desnuda, que a enérgico paso de horquilla hubiese participado en la procesión del Santo Entierro.

También acudieron muchos nazarenos hasta San Esteban, donde El Descendimiento y La Exaltación eran en esta ocasión los pasos más buscados. Las oraciones ante el monumento eucarístico y la participación en los cultos también fue elevada, siempre también con respeto a las limitaciones de capacidad establecidas por la normativa.

Y no pocos aprovecharon las oportunidades para compartir promesas o gratitudes con la Virgen de las Angustias en la iglesia de San Antón, aunque allí el flujo de visitas no fue tan elevado como el del Jueves Santo, cuando también se originaron escenas de colas y esperas.

La otra imagen de la misma advocación, la del Santuario, ha recibido el pésame de muchos fieles, en un goteo constante hasta el enclave de la Hoz del Júcar. Muy repartido, muchos a lo lo largo de muchas horas gracias a una apertura sin intermedios, lo que ha permitido que en general se pudieran guardar las distancias. Como es costumbre, la imagen del cadáver de Cristo se ha desgajado de los brazos de su enlutada madre, pero esta vez no había besos a su cuerpo por evidente profilaxis.