La lava del volcán de Cumbre Vieja de La Palma ha arrasado completamente cualquier construcción e infraestructura a lo largo de aproximadamente 480 hectáreas. En su camino hacia el mar, ha sepultado construcciones de 775 parcelas, unos 1.200 edificios destruidos, dos colegios y una gran cantidad de carreteras cortadas. Además, ha inutilizado 165 hectáreas de cultivos en uso y otras 190 de campos arrasados que estaban sin cultivar.
Como ejemplo y para contextualizar las dimensiones del desastre, El País indica que en el delta de lava que la tierra ha ganado al mar, de unas 40 hectáreas, caben San Pedro del Vaticano, el estadio de Maracaná o la pirámide de Keops.
Como ejercicio para calcular mentalmente el tamaño del desastre, El País ha elaborado un mapa que permite imaginar qué hubiera pasado si la misma erupción volcánica se hubiera producido en otro sitio, y así, trasladar el gigantesco cono volcánico a otros puntos de la geografía española.
En el caso de la provincia de Cuenca, la destrucción del volcán podría hacer estragos si se proyecta la superficie del cono de lava sobre algunas de las ciudades más grandes. En el caso de la capital, y dada la orientación del cono lávico, podría haber más media ciudad afectada, pues en su interior cabrían todo el Casco Antiguo, los barrios de San Antón, Tiradores, Centro, y también parte de la Fuente del Oro.

Otra de las proyecciones posibles del cono lávico sobre la capital conquense devastaría barrios enteros como el de Villaromán, Las Quinientas e incluso el cono llegaría hasta el nuevo Hospital de Cuenca, todavía en construcción. El número de edificios que desaparecerían del mapa sería enorme y miles de viviendas quedarían completamente sepultadas.

La destrucción sería prácticamente total si se superpone el cono de lava por encima del plano de los municipios de Tarancón o Quintanar del Rey. En ambos casos muy cerca de la totalidad de la ciudad cabría en el interior de la superficie que ha sido totalmente arrasada en la isla de La Palma.
Tal y como explica a El País el jefe del área del registro central de cartografía del Instituto Geográfico Nacional, la dimensión de la erupción es tal que habrá incluso que actualizar la cartografía de la isla, pues ha cambiado el paisaje. No sólo se notará en la línea de la costa -ahora con 40 hectáreas más de las que tenía anteriormente- sino que habrá que actualizar las cartas náuticas, que también reflejan la profundidad en bajamar.