Desde hace varios años, la Comunidad Musulmana de Tarancón aboga por la construcción de una nueva mezquita de mayores dimensiones en la localidad, debido a que las dos que existen actualmente en ocasiones se quedan pequeñas para la afluencia de fieles.
Según Adel Boughlala, presidente de esta asociación, en Tarancón hay unas 500 personas musulmanes, de las cuales aproximadamente 80 acuden a los rezos diarios en la mezquita que es propiedad de la Comunidad. Este número se agranda los viernes y en ocasiones señaladas, como el mes del Ramadán, que comenzó el domingo 10 de marzo y finalizará el martes 9 de abril.
Este número de fieles se debe, en opinión de Boughlala, a las oportunidades de trabajo que ofrece la zona, ya sea en el matadero o en las empresas del ámbito de las placas fotovoltaicas.
El proyecto de crear una nueva mezquita ya se consideraba hace casi tres años, al igual que la unión de ambas asociaciones religiosas en una sola que aglutinara a todos los musulmanes de la localidad. Pero, según afirma Boughlala, por el momento son proyectos que no se llevarán a cabo.
«He propuesto esta unión miles de veces y me dicen que no, así que lo seguiré intentando», afirma el presidente de la Comunidad. Considera que, además de para sumar miembros, esta unión sería beneficiosa económicamente, otro de los motivos por los que no se puede construir un nuevo lugar de culto.
«Nosotros tenemos suerte porque nuestra mezquita está en un local que es de nuestra propiedad, que compramos cuando bajó el precio debido a la crisis», explica. «Pero actualmente no hay dinero para construir otra, y menos aún solos».
De entre todos los fieles que acuden a esta mezquita, algunos aportan una cuota mensual que se utiliza para sufragar gastos comunes (como la luz del inmueble). Pero, según explica Adel, no es suficiente para emprender un proyecto que costaría «decenas de miles de euros».
«Si no toda la gente paga y no quieren que se suba la cuota, es imposible. Y la otra asociación está igual, por eso unirnos nos vendría bien», afirma. Por otro lado, asegura que, aunque lo ha intentado, desde el Ayuntamiento no dan ayudas ni subvenciones a asociaciones religiosas, por lo que es otra fuente de financiación con la que no pueden contar.
La situación llega hasta el punto que la Comunidad no puede permitirse contratar a un imán para dirigir los rezos diarios. Tan solo los viernes pagándole por jornadas y el mes del Ramadán, en el que sí se gastan los ahorros de la asociación para poder tener a un profesional al frente de la mezquita.
El resto del tiempo, explica, el rezo del Corán lo llevan a cabo voluntarios. Al igual que las clases de árabe para los niños y para cualquier vecino de Tarancón que desee aprender el idioma que, aunque «lo ideal» sería contar con un profesor, no tendrían con qué pagarle en su justa medida.