Labib al-Nahhas de la Ossa, una mirada a Siria con raíces taranconeras: «Hay alegría e incertidumbre»

Vinculado a la oposición al régimen de al Assad desde hace casi quince años, es partidario de una solución integradora "para todos los sirios". Vivió en Tarancón, de donde era su madre, y sigue visitándolo periódicamente

Labib al-Nahhas de La Ossa, durante una conferencia

Labib al-Nahhas De La Ossa tiene en la actualidad 50 años. Buena parte de su infancia y juventud las vivió en Tarancón, de donde era originaria su madre y donde sigue acudiendo de forma periódica. Tras su fallecimiento se trasladó junto a su hermano Kinan a Siria, lugar de origen de su padre, donde ambos están involucrados actualmente en el proceso de transición pacífica en el país de Oriente Próximo tras el derrocamiento del régimen de Bashar al-Ásad. Su oposición al sistema comenzó vinculado a las milicias Ahrar al-Sham en 2011 y desde entonces ha optado por la vía política para conseguir un futuro en paz para Siria. Como director de la Asociación Siria para la Dignidad de los Ciudadanos es consciente de la euforia con la que ha sido la ‘liberación’ del país así como de la incertidumbre que envuelve los años venideros. Recalca la necesidad de integrar a todos los sirios y las diferentes opciones en la reconstrucción de Siria, un proceso en el que solicita el apoyo de la comunidad internacional para evitar el desamantelamiento que han sufrido otros países de Oriente Próximo. Toma la Transición española como modelo de referencia para un proceso que prevé complejo pero que asume con optimismo y esperanza: «Todos como sirios tenemos la responsabilidad de levantar esto». La entrevista se realiza vía Zoom desde Doha, donde desmenuza los detalles de relacionados con una de las potencias regionales cuyo porvenir se encuentra en un punto crítico.

¿Cuál es la situación actual de Siria tras los últimos acontecimientos y cómo se ha llegado hasta aquí?

Lo más importante ahora mismo es explicar a la gente, especialmente en Occidente y en España, cómo se ha llegado hasta aquí porque fue algo tan de repente, tan de sorpresa que la gente no lo esperaba. Hay que entender que ha habido muchos factores internos, domésticos, regionales e internacionales que nos han llevado a donde estamos ahora mismo. Por una parte, hay que entender que el régimen cayó varias veces y estuvo a punto de caer de forma total y absoluta si no fuera por el apoyo de sus aliados, especialmente Rusia e Irán. En 2013 estuvo acabado y lo salvaron los iraníes y en 2015 estuvo acabado y lo salvaron los rusos mediante una intervención militar brutal, directa, donde Rusia llevó a cabo un bombardeo por todo el norte y el centro del país, que fue lo que al final salvó al régimen. Luego hubo hubo más años de guerra, de combates, hasta el 2019 donde básicamente la oposición tenía parte del noroeste del país, que es Idlib, y alguna zona de la parte rural de Alepo. En aquel instante, el régimen pensó, o llegó a pensar, que no iba a haber más batallas ni conflicto militar y que mediante la vía política, presiones, etcétera,… que el resto del país se iba a entregar.

¿Qué ocurrió entonces para que no fuera así?

Ese fue el primer error del régimen porque en lugar de dedicarse a reconstruir sus fuerzas, su estructura y el daño que le alcanzó durante casi diez años de guerra volvió a su modus operandi natural que es la corrupción. A dedicarse a enriquecer al círculo cercano al presidente sirio o ex presidente sirio, Bashar al-Ásad. Al mismo tiempo, hubo circunstancias regionales e internacionales que debilitaron sustancialmente a sus aliados. En el caso de Rusia fue la guerra de Ucrania la que obligó a minimizar su presencia militar en Siria. De hecho, sabemos que el número, por ejemplo, de fuerzas rusas, de aviones que tenían en la base militar en el Jmeimim la han reducido a la mitad, por lo menos. En el caso de Irán fue el conflicto de Gaza y luego del Líbano que, la verdad, también supusieron un golpe muy duro para Irán. Y luego el régimen cometió un error que es muy impropio de él. El régimen sirio siempre tuvo la virtud de saber a qué lado echarse para garantizar su continuidad porque no olvidemos que era un régimen de minorías que, específicamente, se basaba en la minoría alauita para estar en el poder, por lo cual siempre necesitó de cierto apoyo regional e internacional para seguir. Y siempre tuvo esa virtud de saber a qué lado estar. Y en esta ocasión, en los últimos seis meses aproximadamente, perdió la brújula, digamos. Por una parte, no apoyó a Irán de forma descarada en el conflicto de Gaza y en el Líbano, porque al mismo tiempo no quiso tomar una posición muy antagonista con Israel. Tuvo una situación difícil políticamente hablando. No hizo caso a la presión y los continuos intentos de Rusia para establecer una normalización con Turquía. Y así estuvo casi un año. Al final lo que hizo fue cabrear a sus aliados más directos, que son Rusia e Irán.

¿Cuál ha sido el papel de los países árabes en este proceso?

Los países árabes, o algunos países árabes, intentaron normalizar con el régimen hace un año y medio aproximadamente, e incluso en esa operación o ese proceso político el régimen tampoco cumplió con los países árabes, que le habían demandado minimizar la influencia de Irán en Siria, reducir el tráfico de drogas que estaba afectando toda la región y una serie de peticiones que el régimen no atendió a ninguna, por lo cual llegando casi al final de este año, el régimen no tenía el visto bueno ni de Irán, ni de Rusia, ni de los países árabes y tampoco de Turquía y al mismo tiempo se había descuidado totalmente en la parte militar y de seguridad. Además, la oposición militar se había armado de nuevo, no llegando al nivel que justifique esa caída espectacular de régimen en pocos días pero sí para enfrentarse al régimen de nuevo. Y la condición o lo que pensábamos nosotros que era necesario para derrotar al régimen era la no intervención de Rusia y Irán. Cosa que ocurrió porque ambos regímenes se dieron cuenta de que el régimen sirio ya no era capaz de sostenerse. Tendrían que intervenir de forma muy masiva y muy costosa para poder salvarle esta vez. Entonces vieron que, al final, ya no merecía la pena y ya no era fácil.

«El régimen de Basar al Assad deja un país destrozado, en ruinas, una sociedad profundamente fracturada y con muchos desafíos»

Y teniendo en cuenta estos antecedentes que han marcado la realidad inmediata ¿Cuál puede ser el futuro del país? El panorama actual es complejo dadas las diferentes variables que intervienen en el proceso: étnicas, religiosas, políticas…

Es muy difícil aventurar hacia dónde se puede caminar. Obviamente hay un estado de alegría, de euforia incontenible y, al mismo tiempo, hay un estado también de tristeza, la verdad, porque no olvidemos que con la caída del régimen se han descubierto muchos detalles, imágenes, historias de las cárceles, de las torturas que nosotros los sirios conocíamos. Algunos de nosotros, de mis amigos, de mis familiares, las han vivido y han tenido la suerte de sobrevivir y salir de la cárcel. Pero verlas a esa escala tan industrial te hace pensar en lo que de verdad está pasando en todo el país. Por tanto, tenemos que entender la tristeza, el agobio y la agonía que se vive en algunas familias sirias ahora mismo pero, en general, el clima ahora mismo es de felicidad, de esperanza, de euforia, pero también de incertidumbre sobre todo porque el régimen de Assad deja un país destrozado, deja una sociedad profundamente fracturada y con muchos desafíos. Deja un país económicamente en las ruinas y creo que ya se están sabiendo detalles sobre las fortunas que ha ido el al-Asad y su familia y sus allegados. Hay esperanza, hay un sentimiento general de que todos como sirios tenemos la responsabilidad de levantar esto, pero sinceramente todavía estamos en los primeros días y los desafíos de verdad se van a ver un poco más allá. Yo creo que dentro de tres meses cuando en teoría un gobierno de transición que se va a formar por entonces, es donde vamos a poder saber cómo pinta el futuro a nivel de sistema político, a nivel de las partes que van a tomar el poder en Damasco, hasta qué punto van a permitir la participación del resto del país, cómo vamos a curar la fractura social, y cómo vamos a reintegrar gran parte de la sociedad, alguna que han apoyado al régimen durante décadas, que de nuevo se sientan partícipes en la nueva Siria. Son todos desafíos para los que, la verdad, ahora mismo no tenemos una respuesta y que tendremos que resolver poco a poco.

Las fuerzas rebeldes tenían un objetivo común que era derrotar al régimen de al-Asad, había una unidad de acción. ¿Cómo articular ese futuro Gobierno cuando hay opciones tan diferentes sobre el tablero?

Una fórmula ideal no hay. Creo que se tiene que desarrollar de forma gradual, con el tiempo. Ahora mismo, la sociedad siria está muy dividida. Y está dividida a base de política, de etnias, de religión… de muchos otros factores. Incluso está dividida ahora mismo entre los que vivieron bajo un mandato, digamos, revolucionario en las zonas liberadas en el norte de Siria y los que quedaron en la zona del régimen. Porque hay una diferencia en el sentido de activismo, de madurez política incluso de pensamiento entre ambas partes que es muy notable y tendrá su efecto creo que positivo a la larga pero, de momento, hay que entender que hay muchas posturas en Siria. Está claro que la grandísima mayoría están a favor de lo que pasó, están a favor de acabar con el régimen. Ahora, ¿cómo vamos a la siguiente fase? Ahí está el diálogo y la construcción de una plataforma que una a los sirios. Vamos a tener un periodo de transición real, no solamente político, va a ser social, va a ser económico, va a ser a muchos niveles. Y lo que hay que hacer es respetar y escuchar al pueblo sirio y darle tiempo. No es fácil. Lo que hemos vivido durante cinco décadas, en las últimos catorce años, no es fácil de digerir por lo cual hay que dar tiempo al tiempo, entre comillas.

¿Cuál ha sido tu trayectoria en la oposición siria? Porque ha sido bastante amplia…

Al principio empecé como la gran mayoría de los sirios, participando en manifestaciones. El motivo inicial fueron unas barbaridades que el régimen cometió contra niños en Daraa, que es una ciudad al sur de Siria, que durante la primavera árabe, algunos niños de entre 9 y 11 años escribieron sobre las paredes que se caiga el régimen o algo en ese sentido. Fueron arrestados, les quitaron las uñas, les torturaron y eran unos críos. Eso fue en marzo del 2011. Con todo el ambiente de la primavera árabe, por primera vez en generaciones, la gente en Siria llevaba meses viendo por la tele gente en Túnez, en Egipto, en Libia, en Yemen, etcétera, saliendo en manifestaciones. Hicieron lo mismo pero las demandas que había al principio era que había que castigar a los que hicieron eso con los niños. El régimen sirio, como era incapaz de reformar, incapaz de escuchar al pueblo, o incapaz de dar vuelta atrás, pues contestó o se enfrentó a la gente con violencia que poco a poco ha ido aumentando hasta que el ejército intervino en las ciudades. La ciudad donde vivía, y de donde es mi familia, Homs, fue el epicentro de la revolución y durante muchos años fue conocida como la capital de la revolución. Ahí el salto que dio el régimen a nivel de violencia y la intervención del ejército fue muy rápida, por lo cual, al principio, empecé en las manifestaciones con mis familiares, mis amigos, la gente de mi barrio, etcétera. Me detuvieron una vez, creo que fue en julio, pero tuve suerte que por entonces la embajada española presionó para que me sacasen a mí y a mi hermano. Luego ya el nivel de violencia fue exagerado y empezamos a cerrar los barrios para que no entrase la gente de seguridad del régimen porque entraban a tu casa, te mataban o te arrestaban o hacían lo que le daba la gana básicamente. Cuando intervino el ejército tuvimos que empezar a formar grupos pequeños armados para defendernos en esos barrios. La cosa escaló, era todo el país y ya intervenieron Hezbollah, las milicias chiitas de Líbano, Irán, etc. y lo de los grupos armados se hizo como una práctica general en todo el país. En ll grupo donde yo participé, Ahrar al-Sham, lo hice a nivel político. Me encargaba del discurso que teníamos que tener a nivel nacional e internacional. Luego nos unimos al grupo más grande que había en Siria, que controlaba casi el 60 por ciento del país por entonces, en el 2014, y estuve con ellos hasta el 2016 o principios del 2017 pero siempre encargado de la faceta política. Hubo un periodo muy intenso políticamente a nivel de negociaciones con los iraníes, con los rusos, el proceso político estaba a toda marcha, pero luego en 2017 tuve diferencias con el liderazgo del grupo y los dejé y desde entonces me dedico a dos cosas. Fundé un movimiento político pensando en el día de hoy, porque yo sabía que ese día iba a llegar, y lo que nos va a hacer falta es más movimientos políticos civiles dentro de la sociedad siria que pasemos del control de un solo partido a tener una vida política normal, como todos los países. Y la otra cosa que es muy importante, fundé también una asociación que se dedica al tema de los refugiados, pero no en el tema humanitario, sino al tema de los refugiados como parte fundamental para la solución política en Siria, porque Siria tiene la condición única de que más de la mitad de población son gente desplazada o refugiados o desplazados dentro del país. Y este es un tema que afectó muchísimo a Europa, incluso a la política doméstica de algunos países en Europa, por lo cual la visión de esa asociación es que si las necesidades, la visión, los temores de los refugiados y los desplazados no se toma en consideración y si no tiene una voz en el proceso político cualquier solución política en siria no va a ser ni sostenible ni va a tener legitimidad a largo plazo.

«La Unión Europea puede ayudar a Siria apoyando un modelo político que dé estabilidad, libertad e integración de todos los sirios»

Actualmente eres director de programas de la Asociación Siria para la Dignidad de los Ciudadanos (SACD) ¿A qué se dedica esta asociación?

Básicamente es activismo político para, primero, dar a conocer en los ámbitos internacionales y regionales el pensamiento de los refugiados y desplazados. ¿Qué es lo que piensan sobre el futuro del país? ¿Qué dificultades tiene ahora mismo? ¿Qué condiciones quieren que se establezca en Siria para que vuelvan? Y cómo puede que el proceso político y la solución política que se va a implementar en Siria, cómo puede ser que sea útil para ellos para que de verdad vuelvan a Siria Entonces, es mirar al tema del desplazamiento de los sirios desde un punto de vista político y de activismo en lugar del tema humanitario. Creo que el error garrafal que se comete con el tema de los refugiados y desplazados es que siempre se le miró desde el punto de vista humanitario, o sea, cuántas tiendas les hace falta, cuántas bolsas de comida, etcétera, pero en realidad son más que la mitad de la sociedad siria por lo cual su visión, su punto de vista sobre el futuro del país se tiene que tomar en consideración. Lo que hicimos mediante encuestas, entrevistas, encuentros, reuniones haciendo lobbying en países europeos, Estados Unidos, es formar un concepto de lo que es lo que llamamos el safe environment, un entorno seguro, que es un entorno seguro en Siria para que vuelvan los desplazados, refugiados o desplazados internos y para que los sirios que están ahí tengan las condiciones necesarias para que ellos participen. seguros en Siria y tengan una vida digna, pero al mismo tiempo que tengan la capacidad para participar en la vida política ya que muy pronto vamos a tener el tema de la Constitución, elecciones… Bueno, no muy pronto, a lo mejor dentro de dos años quizá o tres pero esta sociedad tiene que estar preparada, habilitada para que jueguen su papel en ese proceso.

Siria es un país potente en Oriente Próximo en cuanto a superficie, recursos, población…¿Cómo puede influir la situación de Siria en Europa y cómo debería influir la Unión Europea, Occidente, en Siria para ayudar de verdad y evitar lo que ha ocurrido en otros países de la zona?

Escuchar en lugar de dictar. Apoyar, dar margen a la gente, entender lo que de verdad quiere el pueblo sirio. Quizá todavía estemos en un tiempo de incertidumbre, de falta de estabilidad, etc., pero poco a poco va a madurar la voz del pueblo. Creo que podemos llegar a un punto donde hay intereses mutuos entre el pueblo sirio y la Unión Europea y Occidente en general. Por una parte, el tema de los refugiados que fue un tema crucial en la política doméstica de muchos países europeos como Francia, Holanda, Alemania, incluso España, Reino Unido… Buscamos una solución que nos interese a nosotros como sirios. Nosotros queremos que nuestra gente vuelva a Siria, ¿no? Pero al mismo tiempo, irónicamente, en Alemania, por ejemplo, donde está la mayor parte de los refugiados sirios en Europa, alrededor de 800.000, ahora mismo hay 5.500 médicos sirios que al gobierno alemán no le conviene que dejen Alemania. A algunos medios de comunicación siempre les gusta enfocar sobre historias negativas sobre los refugiados, en el caso de Alemania, por ejemplo, pero en general, los refugiados sirios han jugado un papel muy positivo en Turquía, en Europa, en países en Oriente. Por lo cual, creo que el interés principal es que esta gente vuelva de forma voluntaria, obviamente, y que vuelva a un entorno seguro para que puedan seguir su vida con dignidad y seguridad. Desde el punto de vista europeo, seguramente, nadie tiene interés en Europa en una nueva ola de desplazamientos en Siria. Ahora la gente está a la expectativa de qué va a pasar pero la voluntad de volver y la voluntad de no salir de Siria está ahí. Eso por una parte. Por otra parte, creo que la Unión Europea puede ayudar muchísimo. Como te mencioné antes, el país está en ruinas ahora mismo, por lo cual en lo que se refiere a la reconstrucción, a la recuperación económica, el apoyo a un nuevo modelo político que de verdad de estabilidad, libertad y inclusividad al pueblo sirio son todos aspectos en que la Unión Europea y la comunidad internacional pueden jugar un papel muy muy positivo.

¿Nos puedes precisar cuál es tu vinculación con la provincia de Cuenca? ¿Tienes profundas raíces taranconeras, verdad?

Mi madre y mis abuelos eran de Tarancón. Soy madrilñoo de nacimiento pero, la verdad, me siento taranconero y lo siento en el alma. En Tarancón está mi familia, mis primos, mis amigos… por lo cual el vínculo que siento hacia Tarancón es muy fuerte, muy profundo y la verdad es que me llega al corazón. De hecho yo me siento en casa en Tarancón. Sé que a muchos les cuesta entender que una persona puede pertenecer a más de un sitio, o que una persona sea parte de dos comunidades o dos culturas totalmente distintas, como puede ser la siria y la española, islámica y católica… Pero en mi caso es algo que siento, es algo que me viene de forma natural y normal si quiero ser sincero conmigo mismo y con la gente. Hay un tipo de felicidad que solamente España me puede dar y es cuando llego a Madrid y cuando estoy en Tarancón con mi gente. Cuenca la conocí, curiosamente, por correo porque cuando me fui a Siria a los 3 o 4 años era la época donde se mandaban cartas y yo tenía que escribir la dirección de mis abuelos y era Tarancón, 16400, Cuenca. Y ahí yo pensaba ¿Cuenca? porque yo pensaba que Tarancón era parte de Madrid. Y ahí yo empecé a entender que existía Cuenca. Me siento madrileño, manchego e incluso con raíces vascas porque resulta que el origen de mi familia, de la Ossa, viene del País Vasco. Hace un año o un pico que estuve en Tarancón. Ahora para Reyes pienso volver.

«La Transición española puede servir de modelo para el futuro político en Siria»

¿Cuál es la situación actual en Siria en cuanto a servicios básicos para la población: agua, electricidad, sanidad…? Aunque imagino que será diferente en función de las zonas del país.

Curiosamente, en muchas zonas es mejor de lo que había cuando el régimen controlaba. Y Aleppo es el mejor ejemplo. O sea, Aleppo en pocos días mejoró sustancialmente en comparación con cómo estaba bajo el control del régimen porque a veces el deterioro de los servicios no es real. Me refiero a que está hecho a propósito. Por tema de corrupción, por castigar a ciertas poblaciones, por lo cual no es siempre por falta de recursos o infraestructura. Ahora bien, es verdad que hay falta de recursos y infraestructura en muchas partes del país, porque ahora mismo el país está gobernado por muchas autoridades o como se dice de facto, no son gobiernos. Un gobierno central está emergiendo ahora mismo en Damasco, pero estamos en la primera, dos semanas, por lo cual es muy pronto. Pero lo que sí hicieron los rebeldes con sus infraestructuras administrativas civiles, por muy modesta que sea, es intentar ofrecer mejores servicios, por lo cual yo creo que lo mínimo en la mayor parte de esas zonas está cubierto. Pero es muy relativo. Si lo queremos comparar con cualquier sociedad donde el ciudadano tiene una vida digna, buenos servicios… estamos muy por detrás. Cuanto más tiempo pase y no llegue la ayuda y empiecen a utilizar los fondos de reconstrucción y se ponga un proceso de transición muy claro que garantice la participación de todos los sirios y que facilite la llegada de esos fondos, vamos a empezar a tener problemas muy serios a nivel de servicios y bienestar del ciudadano sirio.

En Europa se teme que en Siria tome el poder el islamismo radical poniendo en riesgo los derechos fundamentales de los ciudadanos. ¿Existe esa posibilidad? ¿Cuál sería el modelo de gobierno adecuado o apropiado para Siria a partir de ahora?

Obviamente, como la mayoría de la gente lo que quiere ahora mismo en Siria es una democracia. Lo que pasa es que una democracia puede ser muchas cosas y pueda tener muchas connotaciones dependiendo de la estructura social, incluso religiosa del país, y lo más importante es el proceso de cómo el país llegó a su punto. Nosotros, o vosotros, en España, tenemos el ejemplo de la transición, que fue muy específica, muy concreta para España, la historia de España y lo que había antes y después. Incluso se tardó bastante tiempo en que la sociedad madure lo suficiente como para rechazar un golpe de estado y verlo algo anormal, que es lo que pasó en España. Creo que algo parecido va a pasar en Siria. No en el sentido de que vamos a tardar el mismo tiempo o vamos a tener otro golpe de estado. Es probable que tengamos otros golpes de estado, espero que no, obviamente, pero creo que va a ser una cosa que los sirios tendrán que discutir. La verdad, ahora mismo te puedo decir muchos modelos, pero ninguno va a ser probablemente el que se vaya a aplicar al final. Es verdad que la gente tiene cierto, no diría temor, sino expectación a ver si parte, la gran parte de las fuerzas que llegaron a Damasco, que están bajo el liderazgo de HTS (Hayat Tahrir al-Sham), van a seguir una política, digamos, suave, moderada, van a cumplir con las promesas o su pasado, entre comillas, bastante cuestionable va a tomar más control que lo que esperamos. Eso se va a ver con el tiempo. Hasta el momento, las declaraciones, el discurso es perfecto. Las promesas que están haciendo, todos, todas las partes, están bien. Pero vamos a esperar a los hechos. Pero el temor, obviamente. Y ahí es donde yo creo que incluso la comunidad internacional tiene que apoyar a que el próximo gobierno sirio, incluso el proceso de transición, tenga que ser tremendamente inclusivo. Y eso tiene que ser una condición fundamental, innegociable para ofrecer cualquier tipo de ayuda.

Tenemos en la zona países desmantelados como Irak, Afganistán, Libia…. ¿Tiene Siria el riesgo de seguir ese camino?

No hay que negarlo ni ser necios, es ser realista. La única forma de remediarlo es que el pueblo tenga la madurez, la fuerza, y ahora mismo, la verdad, una de las cosas muy positivas de la revolución es que la gente cambió. Es decir, la sociedad ya no acepta cualquier cosa. Ya saben que existe la opción de decir no. Incluso los que van a gobernar, sean quien sean, saben también que esta gente derrotó a un régimen mil veces más poderoso y más cruel. Por lo cual, si lo han hecho antes lo pueden hacer otra vez. Esperemos no llegar a ese punto, esperemos que ambas partes entiendan que hay un interés común, que la sociedad tiene que progresar, que la sociedad tiene que curarse de lo que pasó pero eso necesita que haya gente, que haya instituciones, organizaciones, incluso países, presionando en esta dirección.