Cada 1 de marzo los cuerpos de Protección Civil del país celebran su día. El cuerpo de voluntarios de Protección Civil en Tarancón cumplirá durante este año su treinta y cinco años al servicio de los vecinos. Agustín Roldán, actual subjefe de la agrupación taranconera, fue uno de sus fundadores y ha visto crecer a lo largo de estas tres décadas lo que originalmente fue un sueño para sus integrantes. «La fundamos en 1.988 un grupo de amigos en la peña ‘El Mosto’, allí decidimos poner en marcha el grupo con el objetivo de ayudar en todo lo que necesitaran de nosotros», señala Roldán.
Actualmente la agrupación está compuesta por casi una treintena de voluntarios, muchos de ellos compatibilizan su profesión con brindar el servicio público que la sociedad demanda en cada momento concreto del año. Para lo cual, según señala el subjefe de la agrupación, se necesita un compromiso y conocer las diferentes funciones que se desarrollan dentro del equipo.
«Cualquier persona a partir de los 18 años puede ser voluntario y los nueves integrantes reciben cursos. Principalmente de primeros auxilios, pero también sobre vegetación o conservación del medio ambiente. Además, las diferentes administraciones nos proporcionan las herramientas necesarias para que realicemos nuestras diferentes tareas de una forma digna», explica el taranconero.
Agustín Roldán, que lleva en el cuerpo de Protección Civil treinta y cinco años, relata que las funciones de esta y de la mayoría de las agrupaciones ha ido disminuyendo paulatinamente con el paso de los años «por cuestiones lógicas». Actualmente son los encargados de complementar a las diferentes fuerzas de seguridad o de emergencias. «Ahora hemos dado un paso atrás porque ahora hay más profesionales. Nos encargábamos de desempeñar sus funciones hasta que ellos llegaban al punto. Si había un incendio o accidente en la carretera, íbamos nosotros», explica. Unas tareas que ya no realizan dado que «son los profesionales los que se encargan de esas atenciones», sin embargo, «cuando no existían esos cuerpos aquí, íbamos nosotros».
No obstante, por los diferentes instrumentos de los que disponen, siguen prestando servicio a todo aquellos que los necesita: «los bomberos forestales nos suelen pedir la autobomba que tenemos hasta que cuentan con mejores herramientas. En ese momento nos ponemos a sus órdenes o nos retiramos».
Este cuerpo ofrece un servicio que, en la mayoría de los casos, no cuenta con remuneración económica «esto lo hacemos sin cobrar nada, invertimos nuestro tiempo libre». Una tarea que comparten, igualmente, otras agrupaciones que existen a lo largo y ancho de la provincia. «Cuando los pueblos organizan eventos granes, como es el caso de los recientes carnavales, nos ayudamos en un operativo para evitar que la gente respetara el recorrido, controlar el tráfico de coches y ponernos al servicio de la Policía Local».
Sobre la participación de los jóvenes en este cuerpo, Roldán reconoce que cada vez es más difícil encontrar voluntarios, a pesar de la buena salud de la que goza la agrupación. «Siempre hemos tenido bajones pero ahora la gente joven no se anima mucho, van entrando algunos, pero despacito», explica. Y añade que estas labores requieren de «dedicación y tiene que gustar mucho».
Haciendo una retrospectiva, el subjefe de la agrupación taranconera señala que uno de los sucesos más importantes que tuvieron que cubrir fue la borrasca Filomena: «Estuvimos quitando la nieve de las calles, del centro de salud, de los supermercados para un normal funcionamiento del día a día». A este fenómeno meteorológico se le suma la pandemia, donde su función fue más importante que nunca tras brindar su ayuda a aquellas familias que no pudieron salir de casa por los contagios. De quienes se ocupaban diariamente de realizarles los recados.