Un proyecto insta a sustituir la munición de plomo por cobre para evitar intoxicaciones de cazadores y fauna

Desde la organización Terrna Naturalis defienden que las esquirlas de plomo que quedan en los animales son perjudiciales para la salud tanto de humanos como de varias especies de buitre

La organización conservacionista Terra Naturalis está promoviendo entre los cazadores de la Serranía de Cuenca y del Alto Tajo de Guadalajara la sustitución de la munición hecha con plomo a otra hecha de cobre.

Su representante, Jorge Layna, defiende que esta eliminación del plomo es «muy importante, porque es un metal tremendamente tóxico». «Ha sido eliminado en todos los sectores de nuestra vida: combustibles, pinturas, cañerías… el único que lo mantiene es el cinegético», argumenta.

La explicación es la siguiente: cuando se dispara a un animal, las balas se fragmentan en cientos de esquirlas, muchas de ellas indetectables, que tanto las aves (buitres, quebrantahuesos, alimoches…) como humanos consumimos, disolvemos en el tracto digestivo y provocan un grave efecto tóxico.

En humanos, por ejemplo, es un potente cancerígeno y provoca problemas neurológicos. Además, es una sustancia que no se puede eliminar del organismo, sino que se acumula. En cuanto a las aves, la más perjudicada es el quebrantahuesos, ya que la potencia de sus jugos gástricos provoca que se disuelva mejor el cobre y le entre más cantidad en el torrente sanguíneo, según explica Layna.

Por eso abogan por la sustitución del plomo por balas de cobre que, según afirma Terra Naturalis «funcionan igual y tienen un precio similar». «No es una actividad contra la caza, al contrario», explica Jorge Layna, «porque los buitres con los que trabajamos se alimentan principalmente de los restos provenientes de la caza de ciervos, gamos, jabalíes…».

Actualmente este proyecto se desarrolla en los cotos de Huélamo y Uña en la Serranía de Cuenca y en zonas del Alto Tajo de Guadalajara, ambos denominados como Zona de Especial Protección de Aves en la Red Natura. Un espacio de 400 hectáreas que supone la zona protegida más grande de España. También trabajan a nivel más individualizado con cazadores de su entorno personal y con gestores cinegéticos.

Por ejemplo, el pasado día 11 de noviembre se reunieron en Huélamo con cazadores para explicarles el proyecto. Se les dio una charla, se les explicó la «necesidad» de cambiar de munición, se les entregaron unos trípticos explicativos y se les regaló munición de cobre para comprobar su efectividad.

«En general muy bien. La gente ha escuchado lo peligroso que puede ser el plomo para las aves pero, sorprendentemente, no tienen información sobre lo que puede afectar a la salud humana», comenta Layna sobre esta reunión informativa. «Ha habido mucha aceptación y comprensión, vemos predisposición a trabajar en la mejora de la actividad cinegética. Es un sector que comprende y asume la conservación de las especies y la biodiversidad, quieren estar a la vanguardia», sentencia el representante de la organización.

Terra Naturalis lleva cuatro años en el territorio con dos proyectos de reintroducción de aves financiados por la Junta de Comunidades. Uno para el buitre negro y otro para el quebrantahuesos, dos especies desaparecidas hace tiempo de esta zona. El quebrantahuesos se extinguió en Alto Tajo y Serranía hace unos 60 años y el buitre negro alrededor de 120 años.