A falta de un mes aproximadamente para el inicio de la vendimia, la incertidumbre marcha el inicio de una campaña que viene condicioanda por las secuelas de la sequía en la planta y la irregularidad de los fenómenos meteorológicos en el territorio conquense. Los productores esperan un aumento de la producción en torno al 25-30% respecto a la campaña anterior teniendo en cuenta que 2023 fue «horrible».
Juan Manuel Pozo Muñoz, vicepresidente de Asaja Cuenca, ha destacado que «la previsión es irregular en las zonas. Hemos tenido pluviometrías irregulares, temperaturas irregulares, heladas irregulares y tormentas de granizo irregulares. Vamos a partir de la base de la campaña nefasta del año 2023, de las peores que se recuerdan o la peor que yo recuerdo. Pues esta, con poco, va a ser mejor aunque no va a ser una gran campaña. Hay que tener en cuenta que las plantas se quedaron tremendamente agotadas por la sequía y por las inclemencias que sufrieron durante el año pasado»
Pozo precisa que hay zonas al sureste de la provincia, «de la Manchuela, que es lo que más conozco, en El Herrumblar, Villarta, Ledaña, Iniesta…donde las sequías fueron muy fuertes y las viñas se han quedado con una madera muy dañada. Entonces… tuvimos la suerte, después de ser un año, también, un invierno, bastante malo de lluvias. Luego llovió bastante y en Semana Santa la lluvia fastidió mucho las procesiones pero a los agricultores nos alegró mucho. Así la brotación fue mucho mejor sobre todo en la bobal. Ha habido cañadas, vallejos, hondos y parcelas donde se agarró el hielo y hay daños entre el 40 y el 50, el 80 y hasta el 100% en algunas parcelas. Aunque esos daños están muy localizados. Entonces, la campaña viene muy irregular».
Un mes clave
El vicepresidente de Asaja Cuenca destaca que «vamos a depender mucho de lo que haga en agosto. Uva no hay mucha pero si en agosto le da por llover pues se multiplica la cosecha, aunque las tormentas tienen peligro. Eso sí, si ocurre como el año pasado y el 15 de agosto tenemos olas de calor de 40 y tantos grados y el 25 de agosto tenemos olas de 40 grados y tal pues la cosecha se adelantará y se mermará mucho. Creo que podremos tener un 25-30% más que el año pasado pero es que estamos hablando de que el año pasado fue nefasto . Y luego depende de las variedades. Los tempranillos están bastante bien. Los macabeos blancos y sauvignon blanc no están mal. La garnacha tintorera, pues unas sí y otras no…».
Juan Manuel Pozo indica que «para estar a 20 de julio ya se ven uvas pintadas, con lo cual eso nos indica que la campaña va adelantada. No tanto como el año pasado, no creo que tanto como el año pasado, porque al haber algo más de uva y no haber tenido de momento tanto calor, no va tan adelantada. Espero que por lo menos una semana de retraso con respecto al año pasado lleve porque el año pasado fue también la campaña más temprana o de las más tempranas que se recuerdan. De momento son conjeturas. Cifras de previsión
de cosecha las podemos tener a últimos de agosto cuando ya se haya empezado con las variedades más tempranas blancas y cuando ya estemos a diez días de empezar».
Por último, advierte que «hay un problema estructural en el sector del que llevamos avisando mucho tiempo. Nuestro producto no es un producto de primera necesidad como la leche o el trigo para hacer pan. Desde la pandemia ha habido un excedente de vinos tintos y el consumidor compra , principalmente, productos de primera necesidad. El mercado del vino tinto está parado completamente porque el consumo va bajando. El mercado está parado y si queremos que el sector tenga un futuro no podemos ir siempre a salto de mata. Hay que ir con una planificación, con todos los deberes muy bien hechos porque, al final, al único que no le salen las cuentas en este sector, es el que la produce, que es el agricultor».