A mediados de septiembre, con la llegada de las lluvias y los primeros fríos, comienza la berrea en la provincia de Cuenca. Es un espectáculo natural que hace que confluyan en los montes cientos de cazadores con permiso para desarrollar la actividad cinegética y turistas que, con menos experiencia en el campo, tan sólo quieren disfrutar de una apacible jornada.
El coordinador provincial de los Agentes Medioambientales de Cuenca, José Azcoitia, ha hecho en declaraciones a Voces de Cuenca un llamamiento a la convivencia sana entre unos y otros. «Tenemos que tener claro que la práctica turística hay que compatibilizarla con la cinegética. Hay que garantizar la seguridad y que quienes hacen el aprovechamiento cinegético puedan hacerlo con garantía», ha declarado.
Así, recomienda ver la berrea desde lugares alejados donde se practica la caza. «Lo mejor son lugares a distancia, puntales y miradores donde se escuche bien y se vea superficie, y apoyarse en prismáticos y telescopios para ver a distancia y no interferir con la actividad cinegética», apostilla recordando que «hay que usar la lógica».
La berrea, ha recordado Azcoitia, es el característico sonido que emiten los ciervos macho cuando buscan aparearse con las hembras. Durante este periodo son frecuentes los enfrentamientos físicos entre machos que buscan dominar un territorio para aparearse con las hembras que acuden al lugar, pues también han empezado su época de celo. Estas luchas «sirven para evitar que haya un problema de cosanguinidad, pues el ciervo que gane una vez puede quedar agotado y perder futuras peleas. Y además, los ejemplares más débiles y jóvenes intentarán vencer pero no podrán».
Aunque no tiene una fecha concreta predeterminada, empieza con las primeras lluvias de últimos de agosto y primeros de septiembre, y aunque aún no ha alcanzado un punto máximo, ya lleva dos semanas en las que se puede escuchar algún ejemplar aislado. Como ha sido un buen año en cuanto a lluvias se refiere, no sólo en agosto sino en primavera, hay pasto y agua en la Serranía y hacen suponer «un buen inicio de berrea».
La berrea es un atractivo y genera, tal y como ha recordado Azcoitia, puestos de trabajo directos e indirectos, pues no sólo moviliza al sector cinegético, sino que atrae turismo rural.