Villanueva de la Jara se prepara para el IV centenario de Ana de San Agustín, discípula de Santa Teresa

Fue a compañera que trajo consigo Santa Teresa desde Malagón al municipio conquense y su sepulcro es meta de peregrinación; su proceso de beatificación está a falta de milagro requerido

MM. CARMELITAS DESCALZAS.

Se acerca la efeméride del IV centenario de la muerte de la venerable Ana de San Agustín Pedruja (11-12-1624), la compañera que trajo consigo Santa Teresa desde Malagón a la fundación de Villanueva de la Jara (21-2-1580), y existen razones más que sobradas para no dejar pasar esa fecha, no sólo porque su sepulcro sea meta de peregrinación y su proceso de beatificación esté ya culminado. Solo falta el milagro requerido para que pueda procederse a la beatificación. Interesa la figura histórica de esta mujer, que era natural de Valladolid, y que desarrolló una notable labor no sólo al frente del Carmelo de la Villa, sino porque además fue una eficaz difusora del carisma teresiano, apoyando y fundando otros conventos manchegos (Valera, luego San Clemente); y además animó otras fundaciones con monjas de este monasterio, como la de Huete y Cuenca, Alcalá de Henares y Valencia.

Un personaje muy significativo y reconocido por su santidad en toda esta tierra de la Jara, y al que hoy se le añade la valoración de ser discípula de Teresa, también en la tarea de la escritura mística. Por mandato de los superiores dicta su autobiografía a otra monja (Madre Antonia de Jesús), un texto que fue copiado y difundido tanto por toda España, en el que pone a prueba su capacidad de introspección y descripción de su estado místico, con momentos ilusionantes y no menos dramáticos, pero siempre concentrada su experiencia espiritual en la humanidad de Cristo, como santa Teresa, sobre todo en la asimilación de su estado de infancia (la devoción especial al Niño Jesús). Poseemos además tres declaraciones suyas en el proceso de beatificación de santa Teresa (1596 y 1610) que nos atestiguan la pervivencia de la memoria teresiana, a pesar de haber estado la Santa apenas dos meses por esta tierra, pero que fue tiempo intenso de iniciación carmelitana, de trabajo y emociones y que sus hijas las Carmelitas se encargaron luego de continuar. Todo este legado literario es una documentación de gran valor histórico para la villa y zona de la Jara, tanto en la perspectiva social como en aquella religiosa. Un buen testimonio vital que requiere el ser estudiado y analizado.

Este año hemos tenido la grata sorpresa de conocer a un grupo de investigación de la Universidad Complutense de Madrid que se dedica al estudio de la escritura femenina conventual, y en especial se centra sobre aquella de la primera generación de escritoras y discípulas de santa Teresa, entre ellas nuestra Ana. Este es un acercamiento a su figura que, sin desdeñar aquel otro devocional, bien merece la pena recuperar para tener una figura más completa (también desde la vertiente literaria) de nuestra venerable. Ojala se llegue pronto a la edición crítica de su autobiografía (nunca editada hasta ahora) y que, como recuerdo de este centenario, pudiéramos lograr cumplir un sueño: el de hacer una edición facsímil de su biografía impresa (Madrid 1668), una empresa para la que nos gustaría contar con el apoyo de los organismos culturales de nuestra provincia y autonomía, puesto que esto, sin duda, redundará en beneficio de la historia de la villa y de toda esta tierra. Además de favorecer el estudio sobre vida y obra de esta mujer.

Anunciamos que en las próximas fechas del 23 al 26 de mayo del año en curso tenemos ya un programa cultural de conferencias y proyecciones a realizar en Villanueva de la Jara, en torno a esta hija y discípula de santa Teresa, y que pronto daremos a conocimiento del público. Estas líneas sirvan de invitación y de estímulo para reavivar el conocimiento y la devoción a esta mujer que se ligó de por vida a esta tierra.