Indemnización de 10 millones de euros para una familia de Minglanilla por una «negligencia en el parto»

Chloe, de ocho años, sufre parálisis cerebral. Los hechos ocurrieron en el hospital 9 de octubre de Valencia. La madre, Susana Espada, lo tiene claro: "Hay que denunciar, estas cosas no deben quedar impunes"

Una sentencia del Juzgado de Primera Instancia 44 de Madrid ha concedido una indemnización que supera los 10 millones de euros para una familia de Minglanilla por las «secuelas sufridas tras la negligencia que hubo en el parto» de Chloe, según indica la madre. La niña, de ocho años, sufre parálisis cerebral y una discapacidad del 100%. Según el fallo de la sentencia, a la que ha tenido acceso Voces de Cuenca, el tribunal establece una indemnización principal de 4.734.169,62 euros a la que se añaden algo más de seis millones de euros por los intereses de demora correspondientes previstos en el artículo 20 de la Ley de Contratos de Seguros (LCS). En el texto precisa que «el siniestro (la negligencia médica causante de las secuelas) se produjo el 23 de septiembre de 2016, momento del parto y nacimiento de la menor».

El día fatídico se remonta septiembre de 2016 cuando Susana Espada ingresó en el Hospital 9 de octubre de Valencia para dar a luz. «Ese día llamamos a la ginecóloga y fuimos hacia el hospital. Estaba con contracciones muy seguidas y nos dijo que esperáramos. Llegamos al hospital y la ginecóloga me dijo que estaba atendiendo otro parto en otra clínica pero que no me preocupara que cuando llegásemos ella ya estaría allí. Ahí estuvimos un buen rato hasta que la ginecóloga mandó a otra matrona que no era ni de su equipo que se pasaba, de vez en cuando, pero atención ninguna».

El procedimiento, tras un inicio complejo, se fue complicando. «Lo que hicieron fue aplicarme epidurales para retenerlo y que a la ginecóloga le diera tiempo a llegar y poder cobrar el acto. Hubo un montón de errores, me aplicaron oxitocina a la vez para acelerarlo cuando ya me habían puesto tres veces epidurales para ralentizarlo. No había monitorización ninguna, no sabían si el feto estaba bien… Yo notaba que aquello… ahí pasaba algo porque yo no notaba el latido de la niña. Llamaba a la matrona y allí no venía nadie. Me dijo que me iba a poner un calmante y, en lugar de eso, me puso oxitocina. Y así estuvimos dos o tres horas. Ya estaba dilatada de nueve centímetros, la niña asomaba la cabeza, mi marido vio el pelo de la niña, pero me dijeron que no apretase y para dentro otra vez la niña. Desde ese momento, hasta que vino la ginecóloga, pasó una hora y media. Ahí fue donde Chloe se quedó sin oxígeno. Tuvo una encefalopatía hipóxica y a consecuencia de ello padece la parálisis cerebral que tiene».

Desde entonces Chloe padece una parálisis cerebral grave con una discapacidad reconocida del 100%. No anda y, posiblemente, no va a andar nunca. Lleva un botón gástrico y no se alimenta por la boca. Perdió el reflejo de deglución y tiene que ser alimentada a través de una sonda. Su madre recuerda que mantienen la batalla legal desde 2019 y el juicio tuvo lugar en junio del presente año 2024. «¿Conformes con la sentencia? A ver, en parte. Creo que justicia no se ha hecho. La indemnización me parece justa. Pero justicia hubiera sido que a la ginecóloga y a su equipo les hubieran quitado la licencia. No puedo comprender cómo esa persona siga trabajando y hayan quedado impunes ante un hecho tan grave. Eso me parece terrible».

«Hay que denunciar para que estas cosas no queden impunes»

La condena del juzgado en forma de indemnización ha recaído en el seguro privado de Susana Espada (Allianz Compañía de Seguros y Reaseguros, a quien corresponde la mayor parte) y de la ginecóloga (W.R. Berkley España). En cuanto a un posible recurso a la sentencia, estima que «creemos que va a quedar así porque, de momento, las partes no han recurrido». La vida de Chloe, mientras, transscurre dentro de la normalidad que sus condiciones imponen. «Ella va al colegio. La llevamos aquí en Minglanilla al cole ordinario tiene apoyos, tiene un auxiliar técnico educativo que está con ella todo el día y, aparte, la llevamos a terapia. Tenemos que desplazarnos a Valencia tres días a la semana».

La familia ha trasladado su agradecimiento a los vecinos de Minglanilla. «Se han portado muy bien, muy bien. Eso sí que es una maravilla. Hemos normalizado la situación desde el primer momento, lo hemos contado y la gente lo ha aceptado como es». Chloe, de hecho, es la ‘influencer’ de Minglanilla gracias a su presencia en redes sociales y a su página web donde ayudan a personas que pueden tener circunstancias similares.»Aquí la gente la quiere un montón. No queremos dar lástima, queremos transmitir que se puede seguir viviendo a pesar de una cosa tan grave como esta. Nos centramos en el lado positivo. En enseñar a los demás cómo pueden afrontarlo. Mucha gente a través de nuestra página se pone en contacto con nosotros, gente que está viviendo lo mismo que hemos vivido y estamos viviendo nosotros y nos piden ayuda. Igual que nosotros pedimos ayuda a otros que ya han pasado por esto. Y la verdad es que se crea una pequeña comunidad que es una maravilla».

Susana Espada destaca la necesidad de denunciar casos similares para evitar que se puedan repetir en un futuro, a pesar del desgaste emocional y económico que pueda suponer. «Mucha gente no se atreve a denunciar y queremos animar a la gente a que lo haga porque estas cosas no deben quedar impunes, independientemente de que se eternicen. A Chloe no me la van a recuperar, va a tener sus limitaciones hasta que Dios quiera, pero hay que luchar por la vida de nuestros hijos y por su calidad de vida»