Cinco motivos por los que veranear en Alarcón

La localidad es un conjunto histórico-artístico lleno de encanto medieval y rodeado de un espectacular paisaje natural

Castillo de Alarcón
Castillo y Parador de Alarcón. Foto: emeritense. Licencia Creative Commons 2.0

Periódicamente Alarcón se cuela en las listas y rankings de los pueblos más bonitos o pintorescos de España. No es extraño, esta localidad de La Manchuela conquense asombra a quienes la descubren por primera vez o no se cansan de redescubrirla. Emplazada en un promontorio abrazado por un meandro del río Júcar y la hoz que traza, muy cerca del pantano al que da nombre, atrapa al viajero por el encanto medieval de sus callejas y plazas, la potencia de sus edificios históricos y un espectacular entorno natural. Un viaje al pasado sin apenas concesiones a los anacronismos. Un monumento total y plural, uno de los recintos defensivos mejor conservados del país.

Es uno de esos destinos imprescindibles en cualquier época del año, también en el estío, por lo que hay pocas dudas de sus méritos para haberse convertido en uno de los quince candidatos a mejor pueblo de la provincia de Cuenca para pasar el verano en la votación online promovida por Voces y que concluye el próximo domingo. Seleccionamos cinco de los motivos que justifican sus aspiraciones.

El encanto de sus calles y plazas

Alarcón es más que la suma de unos cuantos lugares de interés valiosos pero inconexos. Es, de forma casi literal, un auténtico conjunto histórico-artístico sin interrupción en el que hay que callejear para calibrar en su justa medida. Caminar, por ejemplo, por sus vías empedradas para disfrutar del cuidado escenario; deleitarse con detalles como los escudos nobiliarios o por los trabajos de mampostería. Imprescindible es su Plaza Mayor (con su ayuntamiento porticado del siglo XVI), las portadas románicas y la portada del Palacio de los Castañeda (galería de arte-museo del ruso). Existe la posibilidad de realizar visitas guiadas por la localidad con distintos formatos y enfoques.

Castillo, arquitectura defensiva y oferta hotelera

El símbolo del pueblo es la icónica estampa de su Castillo, perfectamente conservado, sedimentado por la belleza de los siglos y actualmente dedicado a las funciones de Parador Nacional ‘Marqués de Villena’. Uno de sus señores fue el infante don Juan Manuel, autor de El Conde Lucanor. Es el más relevante ejemplo, pero no el único, de una interesante y variada oferta de alojamientos que incluye también casas rurales, otro hotel y un hostal. Hay asimismo varias opciones para comer.

Y es que la relevancia que tuvo Alarcón en la historia como plaza estratégica se refleja en su patrimonio defensivo, uno de los más completos de la zona centro del país. También hay que ver la amplia colección de puertas, lienzos de murallas y torres: la de Alarconcillos, de Armas, del Cañavate, el puente de Chinchilla, etc…

Iglesias

El patrimonio arquitectónico vinculado a la religión católica es uno de los grandes atractivos de Alarcón. Destaca su bellísima, por fuera y por dentro, iglesia de Santa María, del siglo XVI, que es monumento nacional y sigue abierta al culto como parroquia. Su portada es de Esteban Jamete. También merece la pena la iglesia de Santo Domingo, de románico tardío y reconvertida en auditorio y sala de exposiciones, y la de la Trinidad, con una hermosa portada plateresca y otras sorpresas. La iglesia de San Juan Bautista, de portada herreriana, guarda en su interior uno de los grandes reclamos estéticos de la provincia conquense. El desnudo edificio alberga las pinturas murales del pintor contemporáneo Jesús Mateo, que recibieron el patrocinio y la protección de la UNESCO. Otro de los templos del municipio es la ermita de Santa María de la Orden.

Senderismo y naturaleza

La historia y el arte apabullan en Alarcón, pero también lo hacen, en una simbiosis muy conseguida, la naturaleza, que se muestra aquí agreste, generosa, impactante. En las mismas inmediaciones del pueblo se puede practicar el senderismo con diferentes grados de dificultad. El sendero circular de pequeño recorrido ‘Hoz de Alarcón’, el PR-CU 71, se prolonga ocho kilómetros y es una excelente manera de disfrutar simultáneamente de flora, fauna y restos históricos mientras se practica deporte y se aprovechan las sombras. Pasa por una zona de especial protección y cuenta con algún área de merendero. Para quienes quieran ir un paso más allá, en realidad muchos pasos más allá, hay una ruta que parte desde Alarcón y llega hasta el municipio albacetense de Villalgordo del Cabriel. Los alrededores también son un lugar propicio para practicar el ciclismo de montaña.

Multiaventura para niños y pantano

Alarcón da nombre a uno de los más relevantes pantanos españoles. Una gran masa de agua del Júcar, al que llega también la procedente del trasvase Tajo-Segura y en cuyas riberas hay varias playas, aunque algo más alejadas, en el entorno de Valverde de Júcar. A seis kilómetros del núcleo de Alarcón está el Albergue Multiaventura que, además de funcionar como alojamiento de diferentes modalidades, organiza actividades como padel surf, piragüismo, tirolina y escalada. El complejo incluye Pinos Park y Tree Tops, sendos parques multiaventura dirigidos al público infantil y también acoge juegos de rol en vivo.

Cómo llegar

Desde Cuenca capital. Hay que tomar la CM-220 y luego proseguir desde Motilla del Palancar hasta la N-III, para recorrer el último tramo por la CUV-8033. Son 83 kilómetros y poco más de una hora. También se puede ir, con un tiempo de viaje muy similar, por la CM-2100.

Desde Madrid. Es necesario seguir la autovía A-3 hasta Honrubia, cuando se toma la salida 165 para coger la N-III. 194 kilómetros en 2 horas y 12 minutos.

Desde Valencia. Por la A-3 hasta Motilla del Palancar y desde allí hay que continuar por la N-III y desviarse finalmente por la CUV-8033. Se tarda menos de dos horas (1 hora y 52 minutos) y se recorren 164 kilómetros.