La localidad conquense de Puebla de Almenara ha sido el escenario principal escogido por el realizador Gonzalo Barrueco para rodar el cortometraje ‘Solo quedo yo’ ambientado en los años 60 del pasado siglo. Narra la vida de Mauro, un joven de 20 años, el año después de que sus tres mejores amigos se marchen del pueblo por diferentes circunstancias. Él es el único que se queda allí, en un momento vital en el que comienza a preguntarse qué quiere hacer con su vida.
“En este cortometraje quería contar una realidad que comprende a todas las generaciones, el momento vital en torno a la veintena, en el cual nos separamos de nuestros amigos de la infancia y adolescencia debido sobre todo a donde nos lleva nuestra vida laboral”, apunta Barrueco. “Yo he tenido la suerte de contar con un buen grupo de amigos, y este sería mi homenaje hacia ellos”, añade.
En cuanto a ambientar la historia en los años 60, “junto a mi amigo y director de fotografía del proyecto, Koratge, teníamos claro el enfoque que queríamos darle a nivel estético”, apunta el realizador.
El cortometraje se desarrolla en las cuatro estaciones del año. Ya se han rodado el otoño, el invierno y la primavera el pasado fin de semana. Queda la parte referente al verano que está prevista para finales de junio o para julio. Para esta última sesión, apunta Gonzalo Barrueco, “necesitaremos figurantes. Ya hemos contado con vecinos del pueblo, en concreto unas 15 personas aparecen en la parte relativa a la primavera, pero necesitaremos más”.
El realizador ha querido agradecer al Ayuntamiento de Puebla de Almenara y a sus vecinos la ayuda y buena disposición que está encontrado para que el rodaje del proyecto pueda llevarse a cabo.
Gonzalo Barrueco es salmantino y reside en Madrid donde ha estudiado dirección de cine y guion. Ha realizado ya diferentes cortometrajes y proyectos como «Luces de carretera» un cortometraje documental premiado en el Cinemajove de Valencia, “Papá-razzi” un cortometraje para el festival Notodofilmfest, o «El Sobre verde, un viaje entre bambalinas» un documental para el Teatro de la Zarzuela.
“El mundo del cine es caprichoso, competitivo, de difícil acceso y precario en el que tan solo algunas personas consiguen vivir de ello. Agradezco a todo el equipo de gente que está participando en este cortometraje, que precisamente son personas con las que he estudiado o conocido en mi trayectoria y que saben lo difícil y caro que es sacar un proyecto adelante. Sin ellos no habría nada, al igual que sin la ayuda de Puebla de Almenara y sus habitantes tampoco sería posible”, ha concluido el joven director.