La localidad conquense de Almonacid del Marquesado revivirá este fin de semana sus tradicionales fiestas de La Endiablada, una celebración que centra las miradas de los visitantes por ser una de las fiestas más características de la provincia de Cuenca. Sus habitantes han sabido conservar con el paso del tiempo la singularidad de unas fiestas declaradas de Interés Turístico Regional y Bien de Interés Cultural (BIC).
Durante las dos primeras jornadas de febrero, Almonacid del Marquesado rinde sus cultos en honor a la Virgen de la Candelaria y a San Blas en una cita lúdica y festiva que se alarga hasta el 4 de febrero. En estos días diablos y danzantas se convierten en los protagonistas del pueblo. Se trata de dos figuras de connotaciones diferentes que aportan el significado completo de las celebraciones religiosas. Ataviados con llamativos trajes coloridos, unos 140 diablos de todas las edades participan en una de las celebraciones más esperadas por sus vecinos.
El alcalde de Almonacid y presidente de la Diputación Provincial, Álvaro Martínez Chana, ha resaltado que «este año ya vamos a dar el
salto definitivo para la solicitud de la restauración de la declaración de fiesta de Interés Turístico Nacional. Tenemos el dossier ya preparado. Es cierto que nos ha ayudado el cambio normativo que en 2019 se produce, puesto que ahora sí se permite que se incluyan medios digitales en ese requisito de impactos que nos pide el Ministerio. Es cierto también que es difícil puesto que hay que conseguir los certificados de los medios que han emitido dicha noticia». En este sentido ha precisado que «una vez que hemos conseguido cumplir también este apartado donde era el handicap que teníamos en estos últimos años, abordaremos con la Consejería de Economía, Empresas y Empleo el expediente, trabajando con los técnicos de dicha Consejería para poder elevarlo al Ministerio y que este sea el año en el que podamos retornar». Martínez Chana ha recordado, junto a la Semana Santa de Cuenca, «fueron las dos únicas fiestas que se declararon de interés turístico a nivel nacional en el año 69 y por tanto se trata de volver a lo que ya se ha sido».
El regidor almonacideño ha indicado que «la programación es invariable y es la característica de la fiesta que ancla sus raíces en siglos y siglos de transmisión de nuestros antepasados. A veces hay pequeñas modificaciones pero el grueso de la tradición se va a mantener. Espero y deseo que nos respete también el tiempo».
Orígenes y características
Tanto los actuales habitantes de Almonacid como los hijos del pueblo, aquellos que emigraron buscando un futuro mejor y sus descendientes, tienen una cita ineludible con sus raíces, su identidad y sus más profundos sentimientos de pertenencia a una comunidad los primeros días de febrero. Estas jornadas, la población de esta pequeña villa se multiplica, incluso con más intensidad que en fechas veraniegas, y muchos descendientes de Almonacid del Marquesado sienten la llamada de la sangre, la cual les hace acudir a participar o contemplar una fiesta que les recuerda que aún, a pesar de la lejanía, se sienten parte de su terruño de origen y de sus atávicas tradiciones.
Los momentos más emocionantes y llamativos son las procesiones en honor de los patrones, las ‘carreras’ de los diablos, los sentidos dichos de las danzantas, el lavatorio de San Blas y las danzas dentro de la iglesia parroquial, la cual queda pequeña para acoger todos los visitantes que llegan hasta Almonacid en estos días. En Almonacid del Marquesado se ha mantenido desde tiempo inmemorial una tradición oral que narra el origen de la Endiablada, tanto para la Virgen de las Candelas como para San Blas. Lo curioso es que existen dos relatos totalmente distintos para cada uno, atribuyendo al origen de La Endiablada dos explicaciones totalmente dispares.
