La Confederación Hidrográfica del Júcar, O.A., (CHJ) realiza desde el pasado mes de mayo la campaña anual de seguimiento de las poblaciones de mejillón cebra (Dreissena polymorpha) en los embalses de la demarcación. Los trabajos consisten en una serie de muestreos y análisis de agua que permiten conocer si existe presencia larvaria o adulta de una especie invasora que genera severos problemas, tanto a nivel ecológico como socioeconómico.
Cabe recordar que el mejillón cebra está presente en el 35% de los embalses de la Demarcación Hidrográfica del Júcar, por lo que el objetivo de esta campaña de seguimiento es controlar y prevenir la proliferación de este molusco en aquellas masas de agua de este tipo donde todavía no han aparecido ejemplares adultos. “Lamentablemente, erradicar la presencia del mejillón cebra en los embalses es, hoy por hoy, imposible. Por eso, nuestra labor se centra en la prevención y en evitar que se expanda todavía más”, explica la Jefa de Servicio del Área de Calidad de las Aguas, Concha Durán.
La campaña de seguimiento se realiza a lo largo y ancho de toda la Demarcación, diferenciando la periodicidad de los muestreos y de los análisis del agua según las características de cada embalse. De esta manera, se recogen muestras anuales donde han aparecido mejillones adultos con el objetivo de observar su evolución larvaria. Por otro lado, se realizan muestreos mensuales en aquellos embalses donde nunca se ha detectado la presencia de mejillón cebra, ya sea en forma de larvas o de ejemplares adultos. Por último, los muestreos se intensifican hasta una periodicidad quincenal en aquellos embalses donde alguna vez se han detectado larvas, aun “en concentraciones muy bajas”.
Los muestreos que viene realizando el Organismo desde esta primavera se prolongarán hasta finales de octubre o principios de noviembre. El mejillón cebra es una especie invasora, originaria de los mares Negro y Caspio, que ha encontrado en el clima mediterráneo unas condiciones óptimas para su reproducción. “Estamos hablando de un molusco que puede llegar a reproducirse en aguas que pueden alcanzar, como mínimo, temperaturas de hasta 14 grados, por eso alargamos la campaña hasta otoño. Teniendo en cuenta este y otros factores, el mejillón cebra puede tener entre dos y tres periodos de reproducción”, subraya Durán.
Vigilancia de la presencia de la almeja asiática Durante estos meses, el Organismo aprovecha la campaña de seguimiento de las poblaciones de mejillón cebra para controlar la presencia de otras especies exóticas invasoras en los embalses. Es el caso de la almeja asiática (Corbicula fluminea), un pequeño bivalvo, originario del este de Asia, que puede llegar a ocasionar grandes afecciones en los sistemas hidráulicos, aunque su principal peligro reside en el impacto ecológico. “Este molusco habita en el lecho de los embalses, una característica que, además de hacer más complicada su detección, afecta a los peces que habitan en estos lugares. El sustrato del fondo es cada vez menor y tienen menos espacio para depositar sus huevos”, explica la Jefa de Servicio.
Cabe destacar que la presencia de ambas especies exóticas invasoras, almeja asiática y mejillón cebra, suele estar asociada, aunque lo cierto es que la expansión de la almeja asiática no ha sido tan grande. “Alrededor del 25% de los embalses de la Demarcación están afectados, por lo que debemos estar alerta y frenar su expansión”, comenta Durán.
Los muestreos que se vienen realizando en los embalses desde el pasado mes de mayo también sirven para vigilar la presencia de otra especie invasora, que está provocando numerosos problemas en toda la cuenca del Guadalquivir. Se trata de los briozoos, unos pequeños animales invertebrados que habitan en aguas tranquilas y forman grandes colonias que obstruyen y colapsan las infraestructuras de riego de esta zona.
Además, se trata de una especie invasora muy resistente que tolera fenómenos extremos, como la desecación y la congelación, por lo que su erradicación se vuelve muy complicada.
“En la Demarcación del Júcar todavía no hemos detectado su presencia y ojalá nunca lo hagamos, pero debemos estar alerta. Aprovechamos los muestreos del mejillón cebra para vigilar y controlar cualquier posible indicio de su presencia, lo que nos permitiría realizar una detección temprana en el que caso de que aparecieran en nuestras aguas”, subraya Concha Durán.
Prevención de la expansión mediante la regulación de la navegación Uno de los aspectos más importante para prevenir la expansión del mejillón cebra en aquellos embalses donde todavía no se ha constatado su presencia reside en la normativa que regula la actividad de la navegación en aguas continentales. Cabe recordar que, con carácter general, no se precisa presentar una declaración responsable para el uso de medios de flotación que, por su tamaño y características, puedan ser complementarios del baño.
De esta manera, las embarcaciones u otros artefactos de navegación de eslora o longitud inferior a 2,5 metros podrán usarse libremente en todas las masas de agua de la Demarcación del Júcar donde no esté prohibido expresamente el baño.
Sin embargo, la normativa cambia en aquellas masas de agua afectadas por la presencia del mejillón cebra, donde la exención se aplicará únicamente a embarcaciones y artefactos de navegación de eslora o longitud inferior a 1,5 metros. De esta manera, las embarcaciones de eslora superior que naveguen en estas masas de agua lo deberán hacer en absolutas condiciones de confinamiento dentro de las zonas definidas, por lo que no se admitirá su salida para navegar en otra zona de navegación, aun cuando esta también se encuentre afectada por la presencia de mejillón cebra.
Las declaraciones responsables para navegar en estas masas de agua tendrán una vigencia máxima anual y transcurrido este plazo, las
embarcaciones que se pretendan liberar de las condiciones de confinamiento deberán someterse a un exhaustivo protocolo de limpieza y desinfección para evitar la propagación del mejillón cebra.