La presidenta de Afebac, Ana Sepúlveda, y la psicóloga, Ana Valencia, se han reunido con la diputada de Servicios Sociales, Eva García, quien ha puesto en valor «el importante trabajo que realizan tanto en la concienciación de un problema que en muchas ocasiones tiende a esconderse, como en el acompañamiento a quienes los padecen sus familias».
La institución indica en nota de prensa que la diputada «ha reiterado el apoyo de la institución a la asociación con la puesta en marcha un año más de las ayudas Cuenca Integra que permiten que las asociaciones que trabajan por las personas de la provincia que peor lo están pasando puedan seguir desarrollando su labor contribuyendo a mejorar la vida de los distintos colectivos a lo largo de toda la geografía regional».
En este sentido, recordó que «el pasado año esta convocatoria estuvo dotada con 400.000 euros que volverán a ponerse a disposición de las asociaciones que concurran a ellas como hizo Afebac el pasado año cuando logró una ayuda de 11.000 euros».
La presidenta de Afebac le trasladó las inquietudes por las dificultades de financiación y le pidió «que la Diputación sea un intermediario ante otras administraciones para poner en valor la necesidad de mejorar en salud mental a lo que la diputada se mostró dispuesta consciente de la importancia cada vez mayor que tiene esta área».
Según explicaba la psicóloga, que «en estos momentos disponen de unos 120 socios que atienden a unas 35 personas que sufren estos trastornos y a sus familias realizando también una importante labor de difusión y concienciación para desmentir los mitos tras los que se esconden y que dificultan una detección temprana del problema».
Valencia alertó «del perfil cambiante de los afectados dándose cada vez con mayor frecuencia en hombres, aunque siguen predominando las mujeres, y apareciendo a edades más tempranas incluso antes de llegar a la adolescencia que sigue siendo la etapa con mayor propensión». “Le puede pasar a cualquier persona, tengas la edad que tengas, el sexo o la condición social”, insistía recordando que también es falso que sólo puedan padecer estos trastornos las personas con un peso bajo.
Esta experta recordaba que «las primeras señales de alarma pueden comenzar con cambios en la alimentación eliminando desayunos o almuerzos, preocupación excesiva por cómo se les ve, obsesión con hacer ejercicio o cambios en el estado de ánimo ya que en la mayor parte de las ocasiones recuerda que detrás de la enfermedad existe un problema psicológico que hay que abordar con mayor urgencia. Por ello insiste que ante cualquier duda pueden ponerse en contacto con la asociación para asesorarles y poder poner soluciones a tiempo».