Con la llegada del otoño la provincia de Cuenca se viste de gala siendo una época perfecta para descubrir sus rincones menos conocidos. Espacios donde respirar y aliarse con la naturaleza, ya sea paseando por sus ocres paisajes o aprovechando algunos de los hits que ofrece. Es tiempo para disfrutar de la berrea, ronca, recolección de setas, caza y observación de fauna, entre otros.
Berrea y ronca
La época de apareamiento de las cabañas de caza mayor es uno de los mayores espectáculos que ofrece la Serranía de Cuenca durante el comienzo del otoño. Ciervos y gamos protagonizan la berrea y la ronca, respectivamente, que son los sonidos que emiten para marcar su territorio a otros machos y llamar a grupos de hembras en celo.
El inicio de la berrea tradicionalmente se marca en el calendario el día 29, San Miguel, si bien ya puede empezarse a escuchar desde unos días antes, especialmente si ha sido un buen año de lluvias. En el caso de la ronca se produce un poco más tardío, ya entrada la primera semana de octubre. En ambos casos se extiende hasta el puente del Pilar aproximadamente.
La serranía conquense cuenta con una amplísimo número de cérvidos, en pleno crecimiento tras las buenas parideras que ha habido en los últimos años. La cantidad y calidad de los pastos suele influir en este espectáculo sonoro, y pese a que este año ha habido poca lluvia se espera una buena berrea por la cantidad de animales que hay en los montes conquenses.
La berrea se puede escuchar tanto en el atardecer como en el amanecer, y para disfrutar de ella es aconsejable permanecer quieto y en silencio en un punto alto. Es complicado ver a los machos más grandes, pero sí se pueden ver con facilidad grandes rebaños de ciervas pastando en las vegas. Es recomendable llevar ropa de abrigo y unos prismáticos para ver a los animales, si bien no hay que obsesionarse con la vista, pues se trata de un espectáculo sonoro.
En cuanto a los puntos más habituales donde escuchar la berrea y la ronca, destacan el mirador de Uña al que se accede desde la Ciudad Encantada, la Peña del Reloj en El Hosquillo, la carretera de los Palancares en el entorno de la finca Cotillas, el refugio del Pozarrón y la fuente de la Tía Perra en Las Majadas, la Sierra de Valdemeca, la Venta de Juan Romero en Beamud, Tragacete o el albergue de Tejadillos, por citar algunos ejemplos.
Setas
Otro de los ‘hits’ del otoño en la provincia de Cuenca es el micológico. Si bien este seco agosto hacía presagiar una mala campaña -como ha sucedido en los últimos años- las lluvias caídas en septiembre hacen pensar que se pueda dar la vuelta y ser buena si sigue cayendo agua sobre el campo.
Si bien hay algunas especies, principalmente de amanitas y boletales, que brotan desde finales de agosto si el verano ha sido propicio, la campaña comienza desde mediados de octubre. Tradicionalmente en muchos de los puntos de la provincia el puente de Todos los Santos es considerado como el punto central de la recogida de níscalos, una de las especies más abundantes en la Serranía de Cuenca, zona en la que los amantes de la micología pueden disfrutar de una gran variedad.
El presidente de la Asociación Micológica Conquense, José Luis García, explica en declaraciones a Voces de Cuenca que «la campaña nunca ha empezado antes de la mitad de otoño», por lo que pide paciencia a los aficionados y sobre todo, que caiga mucha agua y las temperaturas bajo cero no se adelanten poniendo fin a la campaña.
La recolección de setas es una actividad que cada vez tiene más adeptos en la provincia de Cuenca. Su abundancia hace que haya vecinos de otras provincias, principalmente Valencia, que recorran los municipios de la Serranía Baja de Cuenca en busca de los preciados níscalos, que dan sabor a los platos de puchero otoñales. Es precisamente en los fértiles montes de la Serranía donde más abundan las setas en la provincia conquense.
Caza
El 8 de octubre es una fecha marcada en el calendario para cientos de personas tanto de la provincia como de las zonas limítrofes a Cuenca. Y es que se abre la veda de caza, tanto mayor como menor en Castilla-La Mancha. Una temporada que al igual que sucede con la berrea, llega marcada por el bajo nivel de lluvias de este 2022, pero que se prevé que sea buena por el alto número de animales que hay, con una cabaña que va en imparable aumento desde el año 2018.
Así, desde el 8 de octubre y hasta el 8 de febrero se permitirá la caza de conejo, perdiz, liebre, paloma, zorzal y aves migratorias permitidas de caza menor, y ciervo, gamo, jabalí y muflón de caza mayor, a los que se sumará la cabra montesa, desde el día 15 del mismo mes.
Este año como novedad la orden de vedas se adapta al Reglamento de Caza, que pone en valor la caza como actividad socioeconómica sostenible y potencia la práctica de una caza responsable y respetuosa con la biodiversidad y generadora de riqueza en el mundo rural.
La caza se distribuye por prácticamente todas las zonas de la provincia. En La Macha, la Manchuela y la Alcarria hay abundancia de animales de caza menor, mientras que la caza mayor se sitúa en la Serranía y la Alcarria. Es precisamente en lugares de nueva colonización, es decir, Serranía Baja y Alcarria, donde se encuentran algunos de los mejores trofeos de caza mayor, aunque también hay muy buenos animales en las tradicionales zonas de la Serranía Alta de Cuenca.
Observación de fauna
No es necesario cazar para deleitarse con la amplia y variada fauna que habita el parque natural de la Serranía de Cuenca. Es muy común ver buitres leonados recorriendo el cielo escrutando el territorio, siendo uno de los principales puntos de encuentro las buitreras de Uña.
También se pueden observar otras rapaces de elegante porte como el águila real, el halcón peregrino, el águila calzada, la amenazada águila perdicera o el alimoche. No es raro toparse con algunos de los grandes ungulados, entre los que destacan el ciervo, el gamo, el corzo, el muflón y la cabra montés si se recorren algunas carreteras de la Serranía de Cuenca, especialmente aquellas que soportan un menor volumen de tráfico, por poner un par de ejemplos, la que va de Uña a Las Majadas o la de Poyatos a El Hosquillo.
Senderismo y sus paisajes
Aunque los senderos de la provincia de Cuenca son buenos para recorrer durante todo el año, es la época otoñal cuando algunos de ellos cobran su mayor esplendor. Y es que la vegetación de muchos de ellos se viste con sus mejores colores ocres y rojzos para dar a los visitantes un paisaje inolvidable. Árboles y arbustos mudan sus vestidos para renovarlos en primavera, dejando multitud de lugares de interés únicos que acogen a los turistas con los brazos abiertos.
Citar todos es imposible, pero por poner algunos ejemplos se pueden contar las hoces de los ríos, como por ejemplo el Júcar en la capital conquense, el Escabas en toda su extensión, el río Cabriel en la hoz de Boniches o el Gritos a su paso por Las Valeras.
La llegada del agua otoñal hará que los parajes naturales de los ríos vuelvan a ganar espectacularidad, y se puede volver a disfrutar de entornos como la del Molino de la Chorrera de Tragacete, y el nacimiento del río Cuervo en la Vega del Codorno.