«Estuvimos tres días a oscuras y sin comida»

Testimonio de Loli Pérez, con casa en Valverde de Júcar, pero residiendo actualmente en Aldaya

Loli Pérez Grueso tiene 56 años, es originaria del municipio conquense de Valverde de Júcar donde tiene casa, pero vive en Aldaya, Valencia. Cuando relata su situación tras la DANA no puede evitar que se le salten las lágrimas por el drama que han tenido que pasar y siguen viviendo en la actualidad. «Una auténtica pesadilla, solo lo sabemos los que estamos aquí, estoy en shock», relata.

Tiene suerte de vivir en un 4º piso, pero trabaja limpiando cuatro calles más lejos de Hernán Cortes en la zona de la barranca y se hace difícil el acceso. «El barro no te deja caminar, ha sido visto y no visto, el martes se fue la luz y al rato había un metro y medio de agua en las calles, ha habido que tirar todo a la basura», explica. Además, muestra su indignación con la gente que aprovecha la situación para saquear y robar y por este motivo no ha podido salir de casa. Está con su hija Alicia y una sobrina, y sufre «una ansiedad grande».

Relata que hay «montañas de coches unos encima de otros» y ella misma ha perdido los suyos, uno de ellos lo da por destrozado al estar aparcado en un parking junto a otros vehículos. Tampoco puede hacer uso de un billete de avión que tenía comprado para ir a Londres, donde tenía previsto viajar el fin de semana por motivos familiares, y ninguna empresa se hace cargo del reembolso del dinero.

Cuenta que han pasado también necesidad de suministro de comida porque, aunque tiene gas y ha podido cocinar algunas cosas, el congelador está vacío al tener que tirar el pescado y las verduras a la basura que estaban en mal estado, a lo que se suma que tampoco puede ir a comprar sin el coche. «Nos han traído dos cajas de caldo, menos mal que no moriremos aunque estemos dos días sin comer», ironiza con tristeza. Incluso en la calle ha visto cómo daban bocadillos a algunas personas, pero pensaba que no debía cogerlos por haber otra gente en peor situación. «Nos han dicho que esta tarde vendrán con carros a traernos comida, iré a coger algo, pero si vemos a otros que están muy mal preferimos tomarnos un vaso de leche si hace falta», añade.

Considera que no se está diciendo la verdad sobre todas las personas que hay todavía atrapadas sin vida y está impresionada de que haya tantos voluntarios que se estén volcando desinteresadamente en las labores de rescate. De momento, sigue recluida en su casa porque, según cuenta, la policía va recorriendo la zona alertando con un altavoz de que todo el mundo permanezca en el interior de sus viviendas mientras continúe la alerta naranja.