El pistacho en Cuenca, en jaque por la falta de agua y la sobreoferta: ‘El reto es hacerlo rentable’

El sector conquense del pistacho se enfrenta a retos climáticos y logísticos, pero mantiene su crecimiento gracias a la calidad y especialización del cultivo

El sector del pistacho en la provincia de Cuenca encara 2025 con una perspectiva optimista, a pesar de los retos que plantea un mercado cada vez más competitivo y las condiciones climáticas adversas. El cultivo, que continúa siendo rentable, enfrenta desafíos importantes derivados principalmente de la falta de agua y de la sobreoferta en algunas áreas, lo que afecta la viabilidad de pequeños y grandes productores por igual.

El presidente de la Asociación de Pistacheros de Cuenca (Apistacuenca) y de la Federación de Asociaciones de Pistacheros de Castilla-La Mancha, Carlos Pérez, ha señalado que “en el secano hay más desánimo porque la producción tarda más en llegar y, cuando lo hace, no es tan abundante como se esperaba”. Esta realidad -ha apuntado el experto- «pone en evidencia que la rentabilidad depende en gran medida de la especialización y, sobre todo, de la disponibilidad de regadío, siendo este último factor crucial para mantener la competitividad frente a otros cultivos».

En los últimos años, la superficie dedicada a este cultivo ha experimentado un crecimiento significativo. Según datos de Apistacuenca, la extensión dedicada al pistacho en Cuenca ha pasado de 653 hectáreas en 2016 a un total de 8.729 hectáreas en 2023. Este aumento ha sido gradual e imparable desde 2017, cuando el número de hectáreas dedicadas al cultivo se triplicó, alcanzando 1.740 hectáreas. A partir de ahí, la superficie ha crecido a una media superior a las 1.100 hectáreas cada año.

Carlos Pérez, presidente de Apistacuenca.

A pesar del crecimiento, el presidente de Apistacuenca ha advertido de que el cultivo no está exento de dificultades, siendo una de las más notorias la logística y transformación del producto. “Cuando recoges el pistacho, tienes 48 horas para llevarlo a una procesadora antes de que se estropee, lo que requiere infraestructura y una masa crítica de producción mínima para que sea viable”, ha explicado Pérez. Para garantizar la rentabilidad, los productores necesitan, al menos, seis o siete hectáreas de cultivo.

La creación de cooperativas es, según él, una de las alternativas para mejorar la comercialización y transformación del pistacho. Sin embargo, Pérez ha recalcado que estas entidades deben priorizar la profesionalización de su gestión. De lo contrario, “si la cooperativa prioriza el servicio a sus socios por encima de la rentabilidad, llega un punto en el que no resulta económicamente viable”.

Las zonas más propicias para el cultivo del pistacho en Cuenca son la Alcarria, la Mancha y la Manchuela. En cambio, en la Serranía, las heladas tardías y la altitud dificultan la viabilidad del cultivo, lo que requiere un estudio exhaustivo de los microclimas para evitar errores costosos en la planificación. Según Pérez, “un error en la planificación puede traducirse en una espera de diez años para una producción que al final no llega”.

Exportación de pistacho castellanomanchego

Uno de los aspectos que más valora el mercado es la calidad del pistacho manchego, que, a pesar de las dificultades para comercializarlo en el mercado nacional, encuentra su nicho en países como Alemania, Francia y Suiza. “Aquí muchas veces se prioriza el precio sobre la calidad, mientras que en el extranjero se valora más el sabor y las propiedades del pistacho nacional”, apunta Pérez.

Para los consumidores interesados en adquirir pistachos de calidad, la mejor opción es recurrir a los productores locales que venden directamente a través de internet. Según Pérez, “no es lo mismo el pistacho que se encuentra en grandes superficies, con una calidad muy baja y lleno de aditivos, que el pistacho cultivado aquí, con un sabor excepcional y propiedades nutricionales superiores”.

Con todo, el desarrollo del pistacho en Cuenca dependerá, a juicio de Carlos Pérez, de factores clave como la inversión en infraestructuras, la planificación adecuada y una mayor apuesta por la comercialización directa. Con un sector que sigue creciendo y un aumento progresivo de la superficie cultivada, los pistacheros conquenses deberán afrontar el reto de consolidar la rentabilidad y expandir su presencia en el mercado nacional e internacional.

En términos regionales, Castilla-La Mancha cuenta con 60.400 hectáreas de pistacho en 2023, un aumento del 12,7% respecto al año anterior, de las cuales casi la mitad son cultivos ecológicos. Además, el 73% de la superficie se dedica a cultivo en secano. Un panorama que sigue apuntando a la expansión de este sector, pero que necesitará adaptarse a los nuevos desafíos para mantener su viabilidad económica.