La caída de precios del aceite esencial de lavandín está poniendo en riesgo los cultivos que hay en la provincia de esta planta aromática. Según ha indicado en declaraciones a Voces de Cuenca Pedro Corpa, de la empresa Lavandaña y el grupo cooperativo Alcamancha, el precio por el kilo ha caído desde el entorno de 30-35 euros hasta los 9-10, lo que ha hecho que deje de ser rentable en términos económicos.
En este sentido, asevera que hay agricultores conquenses que las plantas que van envejeciendo ya no se reponen, y se van levantando poco a poco con la idea de cambiar de cultivo en un futuro. “De momento se ha parado y de hecho hay gente que lo está manteniendo pero no le está sacando beneficio, lo siegan y lo dejan en la tierra porque no están viejos todavía para arrancarlos, pero tampoco están sacando el aceite esencial porque conlleva todavía más gastos”, ha explicado.
Corpa señala que ha habido “una revolución en los precios” y lamenta que la estén pagando “los productores, que siempre al final somos los que pagamos el precio”.
Sobre los motivos de por qué se ha producido la caída en el precio, Corpa explica que han estado analizándolo y sostiene que la tesis principal es que se debe al mayor uso de productos sintéticos en la elaboración de subproductos. “El aceite esencial es lo que se extrae del lavandín, y con él las productoras de jabón, detergentes y colonias realizan sus productos. Pero claro, lo que buscan esas empresas es tener siempre las mismas características del aceite, y eso hay que modificarlo y lleva un gasto que si utilizan productos sintéticos ya lo tienen hecho. Al final, los usuarios compran por colores, olores y sabores y lo que se prima es que sean siempre iguales”. En este sentido, detalla que al tratarse de un producto natural, la calidad de la producción de lavandín depende de si el año ha sido más húmedo o más seco, lo que puede hacer que descuadre la composición que necesitan las compañías.
El propio Pedro Corpa con su empresa Lavandaña es uno de los agricultores afectados por la caída de precios de este producto. En concreto, tiene plantada una hectárea de terreno cultivado que va a arrancar para dejar descansar la tierra. Su intención es el año que viene volver a sembrar este cultivo, ya que su mujer se encarga de la transformación y venta de subproductos, lo que eleva la rentabilidad que pueden obtener. “Los agricultores están teniendo que reinventarse, el problema es que no todos los productores pueden llegar a tener una artesanía así porque lleva mucho tiempo y dedicación. El productor está para producir, no puede también hacer de fabricante y vendedor”, critica.
Desde la Cooperativa Alcamancha, por ejemplo, empezaron hace cuatros con el cultivo de lavandín y ya el año pasado no sembraron nada, y este año tampoco hay idea de poner nuevo. Ahora van a instalar una embotelladora de aceite para poder ir haciendo frasquitos pequeños e intentar mitigar por otro lado las caídas de precios.
En la provincia de Cuenca hay plantadas en torno a un millar de hectáreas de lavandín, con un rendimiento de entre 50 y 70 kilos por hectárea. Se encuentran por toda la provincia, con presencia en municipios como Carrascosa del Campo, Tarancón, Huete, Barajas de Melo, Torrejoncillo del Rey, La Peraleja, Fuentes y Villares del Saz, por citar algunos ejemplos.
El lavandín es un híbrido de la lavanda y el espliego. Es similar a la lavanda, pero con espigas más largas y de un color violeta más intenso. Su aceite esencial también es más fuerte e intenso que el que produce la lavanda.