El CRA Los Pinares del municipio conquense de Campillo de Altobuey ha sido uno de los centros escolares que ha acogido a uno de los niños valencianos después de que la DANA destrozara su colegio. Son 16 alumnos de la Comunidad Valenciana que la provincia de Cuenca ha escolarizado de forma temporal por motivos familiares y por los daños producidos por la catástrofe en sus centros de origen.
El colegio de Campillo de Altobuey acoge a un niño de 8 años tras la petición de su madre al haber quedado su escuela inhabilitada por las lluvias torrenciales. La directora del centro, Mari Carmen Cerrillo, ha destacado para Voces de Cuenca que el chico está «contento y feliz» de estar en su escuela, pues conoce a muchos de los compañeros y son amigos al pasar bastantes temporadas en el municipio, donde viven sus abuelos. Afirma que la adaptación está siendo buena, pues ha resultado un «alivio» para la familia que su hijo pueda recuperar las clases con normalidad, y sus compañeros «le han aceptado muy bien, le arropan y le cuidan mucho».
Los trámites para escolarizarlo fueron «muy rápidos» por parte de la Consejería de Educación de Castilla-La Mancha, pues el pasado fin de semana se pusieron en marcha con los trámites y este martes pudo comenzar de nuevo el curso. La directora sostiene que se le facilitó a la familia toda la documentación para que el niño pudiera comenzar cuanto antes, que por suerte no la han perdido en las inundaciones. Asimismo, tanto especialistas del centro como la orientadora y su tutora han estudiado el comportamiento de chico para saber cómo se relacionaba con los demás. «Vive los sucedido en Valencia como una situación muy triste, pero dice que al menos su familia está bien y lo ha afrontado con serenidad», indica Cerrillo, que confirma que en principio se quedará «meses», hasta que su centro de origen vuelva a estar operativo.
La directora del centro escolar admite que el profesorado se está preparando para «encontrarse lo peor», pues de momento no han tenido más solicitudes para acoger a más pequeños, pero «puede que venga alguien que emocionalmente lo esté pasando mal». Por ello, la orientadora del colegio está recibiendo formación específica para víctimas de catástrofes y dar una atención integral para aquel que lo necesite.
Indica que la tarea más importante que se han planteado desde el colegio es que estos niños «sean felices, que estén tranquilos y encuentren un equilibro emocional», así como que sean capaces de expresar cómo se sienten, porque principalmente todos los profesores están «para arroparles». A nivel curricular, Cerrillo dice que cada alumno puede asumir la situación de una manera u otra y pueda afectar al aprendizaje y a las calificaciones. Destaca que en el centro de Campillo no van a estar tan pendientes de ese asunto, ya que la prioridad es que el niño «se adapte, coja el ritmo de la clase y se sienta integrado en el grupo». En relación al temario, el pequeño sigue los contenidos y la dinámica junto a sus otros compañeros, y el centro escolar le ha facilitado los libros en régimen de préstamos, además de solicitar ayudas a la Consejería.
La directora explica que esta situación de nuevas matriculas no es nada nuevo para ellos, pues asegura que todos los meses llegan niños y niñas de otras partes del país y de otras nacionalidades, por lo que están «acostumbrados» a realizar planes de acogida y adaptarse a la necesidad de cada uno. Lo novedoso es cuando alguno de ellos es víctima de este tipo de catástrofes, «pero la empatía nos puede mucho y duele por dentro, y estamos orgullosos de dar respuestas a sus obligaciones», afirma Cerrillo.
Recogida de material
El CRA Los Pinares, a raíz de la llegada del chico valenciano, ha organizado una recogida de material y mobiliario para ayudar a los colegios y centros educativos que han sido afectados por las inundaciones, con especial atención al centro de origen de este niño. Los tres municipios a los que pertenece el colegio rural agrupado, Campillo de Altobuey, Enguídanos y Almodóvar del Pinar, están colaborando para reunir todo lo necesario, pues «piden cosas tan básicas como cojines para la asamblea, sillas, mesas…».
También han organizado una hucha para que los vecinos que quieran aporten dinero e invertirlo en recursos más caros, como material didáctico «que sea más difícil de conseguir para ellos». La directora afirma que han puesto un plazo de recogida hasta el puente de la Constitución y hacer un envío antes de Navidad, para una vez que tengan organizado todo el material, buscar transporte solidario para llevarlo al centro escolar valenciano.