Cuenca, parada de una rusa y una ucraniana en su Camino de Santiago por la paz

Las dos peregrinas viven en Alicante, desde donde comenzaron la ruta hasta llegar a la capital conquense.

La ruta de la Lana que cruza la provincia de Cuenca acoge cada año a centenares de peregrinos que van camino hacia Santiago de Compostela, y muchos de ellos hacen parada en la capital conquense para albergar en la Casa del Peregrino. Dos de esos caminantes son Alina y Lidia, ucraniana y rusa de nacionalidad respectivamente que comenzaron su andadura en 2023 y este año han vuelto para continuar el trayecto hasta Burgos.

Las dos peregrinas viven en Alicante, donde comenzaron el camino de la Lana hasta llegar a la ciudad de Cuenca. «Hace dos años, las cuatro amigas, dos rusas, una azerbaiyana y una ucraniana, empezamos la ruta por la paz tras el comienzo de la guerra entre Ucrania y Rusia», destaca Lidia, que cuenta que también ha realizado el camino portugués desde Oporto hasta la capital gallega de manera solitaria.

La rusa sostiene que la ruta anterior la hicieron por etapas. Comenzaron en Biar (Alicante) hasta Albacete y Lidia ha realizado todas ellas hasta Cuenca. Recorrió 400 kilómetros entre ambos puntos de salida y llegada, y en el camino que han realizado juntas este año han estado un total de seis días, caminando 160 kilómetros desde la capital conquense hasta Mirabueno (Guadalajara).

Credencial del Peregrino, desde Alicante hasta Mirabueno.

Lidia destaca la «magia» del camino de la Lana, que anduvieron «con gusto», aunque resalta que fue «duro» por las zonas montañosas. «En Cuenca y cerca de la ciudad, el trayecto está muy bien indicado. La gente ha sido muy amable y entre los que nos encontrábamos nos ayudábamos todos juntos», sostiene la rusa. Este 2025 han querido retomar el recorrido con el objetivo de proseguir hasta Burgos este verano «y más adelante llegar a Santiago de Compostela».

Sobre la situación de guerra, Lidia señala que «no todo el mundo piensa igual que yo» para buscar la paz y «solo pienso en que el conflicto termine rápido».

La experiencia de ambas caminantes por la ruta de la Lana ha sido tranquila, dice Lidia, donde han pasado por pueblos «en los que estábamos nosotras solas, con un zorro y dos ciervos, y otros en los que no había ni restaurantes y ni tiendas». Sin embargo, la rusa ha destacado que en una de las etapas estuvieron «en uno de los mejores albergues» en los que se han alojado. Asimismo, agradece a Esther, la dueña de un bar de Cifuentes, «la ayuda que nos dio en todo momento».