Cuando cierra la última tienda del pueblo

El pasado 31 de diciembre, cerraron tanto la panadería de Pinarejo como la tienda de comestibles de Gascueña, dejando a estas localidades sin este tipo de servicios

El pasado 31 de diciembre cerraron, tras más de 40 años en funcionamiento, la tienda de alimentación de Gascueña y la panadería de Pinarejo. Con esto, la localidad alcarreña se queda sin establecimientos de comestibles y la manchega sin locales comerciales, en general.

En ambos casos, la despoblación ha sido un factor determinante para el cierre de los establecimientos. Miguel Ángel Martínez, alcalde de Gascueña, explica que esta tienda cerró «por bajas ventas», ya que, con los aproximadamente 90 vecinos que viven de manera habitual en el pueblo «es inasumible el precio de los productos, además de los gastos propios del establecimiento».

Con esto se refiere a la luz y al equipamiento, ya que esta tienda también tenía carnicería. «El producto fresco corría el riesgo de echarse a perder», explica. La anterior dueña del establecimiento sí pudo mantener el negocio durante unos 40 años, pero su hija, que lo heredó, no ha podido asumir los gastos.

Por su parte, María del Carmen Navarro, alcaldesa de Pinarejo, comenta que la tienda de alimentación que abastecía a los casi 160 habitantes del pueblo «en Semana Santa hará dos años que cerró». Y añade también su caso personal: «yo tengo 60 años y, cuando me jubile, tendré que cerrar el bar, que es el único que queda». Argumenta que no habrá remplazo tampoco «porque no hay gente ni ayudas».

«No se incentiva el asentamiento rural. Casi no hay ayudas directas para que la gente pueda formar un negocio y, las que hay, no son suficiente para todo», argumenta Martínez. Además, considera el alcalde alcarreño que los fondos FEDER, por ejemplo, «incentivan más a los negocios nuevos que a los que ya existen», dificultando su subsistencia. «La gente no se atreve a abrir nuevos negocios porque no se vende», añade Navarro. «Además, en los pueblos pagamos lo mismo que se paga en Madrid, y el rendimiento no es el mismo», afirma la alcaldesa manchega.

Como a corto plazo no hay previsiones de que ninguna de estas dos tiendas vaya a volver a abrir o que haya sustituciones, se han tenido que buscar soluciones alternativas. En el caso de Pinarejo, el pan, así como magdalenas, bollos y productos similares, llegan en furgoneta diariamente a la plaza del pueblo desde las localidades desde La Hinojosa y desde Santa María del Campo Rus.

También el pescado (congelado para que no se eche a perder) llega al pueblo una vez por semana. Para el resto de productos, los vecinos deben desplazarse a otras localidades. Por ejemplo, a los mercados ambulantes semanales, como el de los martes en Santa María del Campo Rus; o al supermercado de San Clemente.

En el de Gascueña, se han presentado dos opciones: o coger el coche para comprar en Villalba del Rey en un trayecto de unos quince minutos; o ir a casa de uno de los vecinos del pueblo, que es vendedor ambulante y puede suministrar parte del género que le piden.