Consejos para mantener tu segunda residencia durante el cierre perimetral

Soluciones para el almacenaje, antihumedad o para el autorriego

Los cierres perimetrales de las comunidades autónomas a causa de la pandemia nos han dejado una situación inusual hasta ahora: muchos conquenses de nacimiento o de segunda generación no pueden ir a su otra residencia en el pueblo. Y hasta que la situación se estabilice definitivamente, todo hace indicar que estas prohibiciones continuarán, de manera más o menos intermitente. Por eso, en las siguientes líneas damos algunos consejos a quienes se encuentren en esa situación.

Instalar sistemas de autorriego

Una de las grandes preocupaciones de quienes no pueden ir a su casa del pueblo son las plantas. Aquellos no cuenten con un vecino que les haga el favor de regarlas de vez en cuando, tienen un problema. Por ello, ahora cobran más sentido que nunca las soluciones de autorriego. Algunas de ellas no necesitan conexión a toma de agua, por lo que son idóneas para macetas individuales de interiores.

Implantar soluciones antihumedad

Otro de los motivos por los que se suele ir a la segunda residencia de vez en cuando, especialmente en invierno, es la de ventilar: abrir ventanas para que corra el aire y no se acumule la humedad en el interior, algo que en zonas rurales es un problema habitual. Por ello, los deshumidificadores destinados a absorber la humedad pueden ser útiles, algunos de ellos con depósitos de hasta 1 kg para espacios grandes.

Recurrir a la utilidad de la domótica

Aunque la casa del pueblo sea un espacio rural y tradicional, nada impide adecuarlo a los nuevos tiempos de la mano de la tecnología. Sobre todo ahora que es más fácil conseguir conexión a Internet por medio de routers que emplean redes móviles. Por ello, la domótica se puede abrir paso en este tipo de segundas residencias. Un sistema básico y útil son las cámaras de vigilancia, cuyas imágenes se pueden consultar a distancia a través de una app de smartphone o tablet. Lo mismo ocurre con los sistemas centralizados de iluminación, que permiten apagar las luces incluso sin estar allí presencialmente.

Espacios de almacenaje fuera de la provincia

Por último, no podemos olvidar una realidad: muchas personas emplean la casa del pueblo para llevar enseres que en su primera residencia ya no utilizan, convirtiéndolas en una suerte de almacén que no siempre hace gracia a todos los miembros de la familia. Pero esta situación es fácil de solucionar recurriendo a empresas que facilitan pequeños espacios de almacenaje en las ciudades. Por ejemplo, las de alquiler de trasteros en Madrid o las ubicadas en Valencia, dos de las urbes que tradicionalmente acogen a conquenses de nacimiento o de segunda generación. En estos trasteros urbanos hay espacio suficiente para introducir cajas y objetos más voluminosos, como bicicletas o electrodomésticos.

Todas ellas son soluciones que tienen un mismo objetivo: conseguir que la segunda residencia esté en el mejor estado para cuando se pueda volver a disfrutar de ella a pleno rendimiento, como siempre había ocurrido hasta ahora.