Ha llegado el momento de ponerse el abrigo, la bufanda y los guantes. El final del otoño ha venido con bajada de temperaturas. Un frío que repercutirá en el estado de nuestro vehículo y en los percances en carretera. El comparador de seguros Acierto.com analiza cuáles son los más frecuentes así como los partes más habituales al seguro.
La batería, protagonista de 1 de cada 5 averías
Así, el incidente más común tiene que ver con la batería, protagonista de 1 de cada 5 reparaciones. Se trata de uno de los elementos más sensibles a los cambios de temperatura. Pero no es la única que se ve afectada por el frío. Entre otros, las opciones de que el sistema eléctrico del vehículo falle aumentan un 27%. También son frecuentes los fallos del motor y la calefacción (el motor podría dañarse por falta de lubricación si el aceite, el líquido de dirección y demás no alcanza determinada temperatura).
Las piezas de goma –desde los manguitos hasta los neumáticos, que pierden propiedades cuando las temperaturas caen por debajo de los 10 grados–; los líquidos –el refrigerante, el agua del limpiaparabrisas y otros– también se ven perjudicados.
Además, estas averías no son precisamente económicas. En el caso de la batería, repararla ronda los 250 euros. Mientras que los fallos del motor y la calefacción podrían ascender a los 500 euros. En cuanto al líquido refrigerante, una complicación –que se rompiera la culata del motor, por ejemplo– podría alcanzar los 3.000 euros. Un cambio a tiempo cuesta solo 70.
También el estado de los amortiguadores es importante. Tenerlos en malas condiciones incrementa el riesgo de sufrir aquaplanning. El precio de su reparación puede llegar hasta los 350 euros los delanteros y 300 para los traseros.
El riesgo de accidente crece: el invierno se salda con el 30% de los accidentes
Esto, junto con las condiciones meteorológicas y lumínicas, hace que el invierno se salde con el 30% de heridos y fallecidos por accidente de tráfico que se producen en todo el año. Respecto a estas últimas, la reducción de las horas de luz obliga a los conductores a circular más tiempo de noche, con los consiguientes inconvenientes que esto supone para la visibilidad –sobre todo cuando llueve y el pavimento mojado distorsiona la luz–.
Si hablamos de la lluvia, debemos comentar que conducir con ella eleva las posibilidades de sufrir un percance en la carretera hasta un 70%, precisamente por la alteración de la percepción visual del conductor, pero también por la reducción de la adherencia de las ruedas sobre el asfalto mojado (la distancia de frenado aumenta un 40%). El viento se queda con el 5% de los accidentes, y la niebla el 4%.
Desde Acierto.com, asimismo, apuntan que existen coches con más riesgo que otros de sufrir un siniestro: los más oscuros. Para que nos hagamos una idea, por la mañana un coche blanco puede ser atisbado a 160 metros, mientras que uno negro lo veremos cuando estemos a 70 metros. Durante la noche las distancias se reducen a 100 y 30 metros respectivamente.
Cómo preparar el coche para el invierno
Afortunadamente es posible prevenir estas averías y percances con un buen mantenimiento y puesta a punto del vehículo. Sin embargo, hasta 1 de cada 4 conductores no lo hacen. Más allá de los elementos comentados –batería, líquido refrigerante, amortiguadores…– conviene revisar los siguientes:
Los neumáticos: resulta básico observar la profundidad del diámetro de la banda de rodadura, que no debería estar por debajo de los tres milímetros, así como comprobar que la goma carece de cortes y deformaciones. La mejor opción para esta época del año siguen siendo los neumáticos de invierno, que reducen la distancia de frenado y favorecen el agarre. Dicho lo cual, hay que matizar que según las cifras de Acierto.com, solo el 60% de los conductores cambia sus neumáticos a tiempo.
Llevar una botellita con agua caliente para descongelar el parabrisas y los discos de freno es también conveniente. Comprobar que los faros funcionan bien, que el climatizador está en perfectas condiciones, revisar los filtros de aceite y el disco de frenos son otras medidas necesarias.
No se pueden dejar de lado los limpiaparabrisas: por desgracia, más de 7 de cada 10 conductores no los revisan con la frecuencia adecuada. Los tratamientos hidrofóbicos –un repelente de lluvia– también pueden ayudar a mejorar la visibilidad, especialmente durante la noche.
La asistencia en carretera del seguro
Otro punto clave será revisar las condiciones de la póliza del coche, sobre todo porque la asistencia en viaje puede contar con ciertas limitaciones. Lo ideal es que se trate de una asistencia rápida desde el kilómetro cero.
También es interesante que ofrezcan la opción de llevar al conductor a su destino si el coche se queda varado a medio camino, que cuente con vehículo de sustitución, etcétera. La mayoría de seguros básicos incluyen prestaciones para el coche, mientras que las más completas cuentan incluso con atención a los pasajeros.
Cómo conducir en invierno para evitar percances
Más allá de las recomendaciones, existen ciertas creencias relacionadas con la conducción en esta época del año. Por ejemplo, algunos conductores utilizan las marchas en lugar del freno cuando circulan con nieve o hielo. Pero no es del todo conveniente; lo más adecuado es emplear los sistemas de frenado con suavidad.
Girar el volante en la dirección en la que se derrapa es otra de estas creencias. Sin embargo, conviene hacer todo lo contrario para mantener el control del vehículo. Pisar el acelerador a fondo con el coche parado, por otra parte, puede compactar la nieve o el hielo de las ruedas, con los consiguientes peligros que eso implica.
Evitar el “control de crucero” cuando la carretera se encuentre húmeda o helada, incluso en carretera. Lo mejor es tener el máximo manejo del vehículo, en especial porque en estas condiciones otros conductores pueden frenar bruscamente o patinar.
Reducir la velocidad cuando las condiciones meteorológicas no sean las propicias para la conducción, especialmente, en los pasos a nivel y puentes, localizaciones donde suelen crearse capas de hielo con mayor facilidad. Respetar la distancia de seguridad también es crucial.
Tampoco está de más consultar las previsiones meteorológicas y las condiciones de las vías por las que vas a circular con antelación. Es una tarea sencilla que puede evitar elegir el itinerario menos seguro. Hacerse con una rasqueta para el hielo, una pequeña manta, y algunos frutos secos son otras sencillas maneras de realizar un viaje más preparado.