Cayetano J. Solana es alcalde de uno de esos pueblos que más sufren los achaques de la despoblación y de lo que se ha denominado la ‘España Vaciada’. Con más de diez años en el cargo, este primer edil continúa buscando fórmulas para que en Villaescusa de Haro no deje de haber movimiento de cualquier tipo. Así, este pequeño pueblo de unos 471 habitantes demuestra que a pesar de su volumen puede ofrecer mucho, rivalizando a nivel cultural y de patrimonio con enclaves más conocidos de la provincia como Uclés o Belmonte.
– Volcándonos con la actualidad, cómo se está viviendo en un pueblo del tamaño de Villaescusa de Haro la huelga de transportistas, la escasez de algunos productos… ¿Cómo está afectando a los vecinos del pueblo?
A día de hoy no se están notando grandes carencias. Supongo que en las grandes ciudades con más volumen de negocio es más palpable esa carencia. En el pueblo, por suerte, seguimos teniendo de todo y podemos seguir haciendo nuestra compra de manera habitual. Por lo menos de momento, no sabemos qué pasará si se alarga la huelga.
– El pasado domingo se vivía en Madrid una huelga donde agricultores, ganaderos y defensores del mundo rural pedían mejores condiciones para su supervivencia. Para un pueblo que vive principalmente de estos recursos, cómo están los ánimos en la localidad.
Tenemos que ponernos en contexto y remitirnos a las movilizaciones que se convocaron a principios de 2020, justo antes de empezar la pandemia. Desde entonces se viene reclamando precios más justos y una defensa, tanto de la agricultura, como de la ganadería, que no dejan de ser el medio de vida más fuerte de nuestros pueblos. Han pasado ya dos años, y la situación ha empeorado mucho con el incremento de los costes de producción. En mi pueblo en concreto, tenemos varias ganaderías y desde luego están todas trabajando a muy duras penas por el incremento de costes de los combustibles, y ahora del pienso. En el tema de la agricultura, el incremento de los costes de producción hace que la preocupación se sienta en estos dos sectores, a la espera eso sí, de que la cosecha de este año sea buena y que los precios de la materia prima siga alta para beneficio de los agricultores.
– Lleva más de diez años siendo alcalde de Villaescusa, ¿cuál es el balance de toda esta andadura y qué supone ser alcalde de una localidad donde puedes llamar a todos los vecinos por su nombre y apellido?
Sí, desde el 11 de junio de 2011. Esta pregunta es un poco compleja, resumir diez años de una vida en una entrevista es desde luego difícil. En un pueblo de nuestro tamaño, evidentemente lo que más notamos, trabajamos y sufrimos es el fenómeno de la despoblación. Todos los alcaldes nos sentimos como si fuésemos navegando en una cáscara de nuez en mitad de un océano, de pensar que depende de nosotros la supervivencia. El reto es tan inmenso que en realidad intentamos agarrar a cualquier evidencia que nos permita tener esperanza.
Por ejemplo, cuando la Universidad de Castilla-La Mancha sacó el programa UCLM Rural, allí fuimos para traer algunos estudiantes al pueblo este verano pasado. Cuando la fibra óptica se ha desplegado en el pueblo hace un año, ahí tenemos otro clavo al que agarrarnos para intentar que favoreciendo el teletrabajo se asiente más población. Otro ejemplo es el proyecto Arraigo, que se coordina de forma continua con la Diputación y los Ayuntamientos, es otra alternativa con la que intentamos atraer población a nuestros pueblos.
En nuestro caso en concreto, en Villaescuasa, a través de inversiones en patrimonio y turismo para dinamizar otra vía de desarrollo, que es un complemento que puede ayudar como tantos otros. La gran preocupación de todos los alcaldes de la provincia es la de fijar población y de ahí radica la mayoría de nuestros desvelos.
«En un pueblo de nuestro tamaño, evidentemente lo que más notamos, trabajamos y sufrimos es el fenómeno de la despoblación. Todos los alcaldes nos sentimos como si fuésemos navegando en una cáscara de nuez en mitad de un océano, de pensar que depende de nosotros la supervivencia«
– ¿Cuál puede ser esa clave para que más gente se decida a vivir en estos pueblos?
Esta pregunta es más metafísica que práctica, porque la verdad es que los que vivimos en los pueblos, los que tenemos este arraigo, casi nos resulta difícil de entender que en su legítima decisión haya tanta gente que prefiera núcleos urbanos más grandes. Al final se trata de una decisión de prioridad personal que nosotros respetamos, y que nos hace ver que no es falta de posibilidades. Hay muchos funcionarios o trabajadores públicos que se desplazan desde la capital o desde municipios más grandes a trabajar en los pueblos más pequeños. Es decir, si el problema fuese la falta de trabajo… pero esa gente tiene otras prioridades.
En ese sentido, nosotros sentimos impotencia. Ahora en la mayoría de pueblos, en un alto porcentaje, tenemos fibra óptica y hay trabajadores que podrían empeñar su función desde casa, sin embargo, vemos como el tener la disposición a fibra óptica puede conseguir algo más de población estacional que pueda aprovechar temporadas esporádicas para trabajar desde el pueblo, pero no asentar y fijar población.
Vamos dando pasos de favorecer la línea de implantación de población en el territorio, pero sin embargo no están dando los resultados que nosotros querríamos precisamente por una cuestión de preferencia personal. Porque no olvidemos que vivimos en un contexto donde las alternativas de ocio prácticamente las podemos cubrir en los pueblos, y las posibilidades de adquisición y compra también, algo que jamás en la historia habíamos tenido esa comodidad para hacer compras ahora gracias al comercio electrónico.
«Vivimos en un contexto donde las alternativas de ocio prácticamente las podemos cubrir en los pueblos, y las posibilidades de adquisición y compra también, algo que jamás en la historia habíamos tenido esa comodidad para hacer compras ahora gracias al comercio electrónico»
– A niveles de servicios, ¿qué se puede demandar a las administraciones para que estas localidades no se queden olvidadas?.
En relación con la respuesta anterior, te puedo comentar que la Ley de Despoblación que recientemente se ha aprobado en la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha es un acierto en esencia y concepto, el preocuparse de la despoblación desde el punto de vista legislativo para conseguir que todos juntos podamos trabajar en combatir nuestro mayor problema. Pero, es cierto que lo que comprobamos día a día es que hasta ahora sentimos más la literatura de la ley que la realidad. Estamos viendo como por ejemplo se están incrementando los problemas de transporte público. Esta semana se anuló la obligación de servicio público del tren convencional que hace que la provincia se quede sin estaciones excepto en la capital en una provincia de las más extensas de España.
Aparte, se han quitado muchísimos de los autobuses. En concreto en mi pueblo, desde 2018 se ha suprimido el servicio de autobús de Madrid, Albacete y Valencia. Los servicios sanitarios estamos viendo como cada vez están más estrangulados, y como las consultas médicas cada vez van reduciendo sus horarios en nuestros pueblos. Y un tema que no sé si se suele comentar, que es el de la valoración de solares y viviendas a la hora de adquirirlos por el Impuesto de Alta Patrimonial y Actos Jurídicos Documentados, que hace que en pueblos donde se está vendiendo solares y viviendas a precios bajísimos se pague más por el propio impuesto que por la compra efectiva por la valoración que hace la Junta de Comunidades.
Es decir, nos enfrentamos a muchos problemas que no tienen origen en la propia despoblación, sino que están provocando que se dificulte todavía más las opciones de vivir en un pueblo; por temas sanitarios, por temas de transporte, por temas incluso por el tema impositivo.
– Y vista esta serie de dificultades, qué es lo que se le puede exigir a las administraciones en este aspecto.
Facilidades, porque creo que todos los que asumimos esta responsabilidad en ayuntamientos de pueblos pequeños estamos viendo como en el día a día se nos están sumando competencias delegadas que no nos corresponden y que entorpecen mucho más la capacidad de autogestión y de gobierno que tenemos.
Por ejemplo, tenemos la gestión del servicio de ayuda a domicilio, que es un servicio de competencia de la Junta de Comunidades, supone un lastre para todos los ayuntamientos, tanto en lo económico como en lo personal y de gestión. Otros, como el tema de las comisiones locales de pastos también suponen para el ayuntamiento una inversión de recursos humanos que apenas tenemos. Pero es que ahora estamos viendo como se quieren cargar otro tipo de servicios para que sea el ayuntamiento quien lo gestione como con los servicios bancarios, con la medida anunciada de la instalación de cajeros automáticos en pueblos sin servicios bancarios. Con el tema de los transportes, ahora con el servicio de los transportes a demanda los ayuntamientos van a tener que asesorar a los vecinos para que puedan utilizar este nuevo servicio. Cada vez los ayuntamientos van teniendo más competencias delegadas y menos capacidad de autogobierno y de gestión de sus recursos, que se deberían enfocar no en cubrir esas competencias que no son propias, sino a intentar favorecer el desarrollo. En mi caso, en Villaescusa tenemos un polígono industrial, pues nos gustaría hacer hincapié en cómo potenciar ese polígono industrial, o en cómo potenciar el basto patrimonio que tenemos para traer turismo, que no tener que estar peleando día a día en asumir este tipo de competencias que no son propias de los ayuntamientos.
«Cada vez los ayuntamientos van teniendo más competencias delegadas y menos capacidad de autogobierno y de gestión de sus recursos, que se deberían enfocar no en cubrir esas competencias que no son propias, sino a intentar favorecer el desarrollo»
– Tras llevar más de diez años en el puesto, ¿cuántos años cree que le quedan y qué es lo que le gustaría dejarle a Villaescusa de Haro?
Llevo once años, muy de casualidad -ríe-, estas cosas empiezan de una manera que tampoco es objeto de una entrevista, es más tema personal, y yo desde luego no sé cuánto estaré: entre otras cosas porque a los alcaldes nos eligen los vecinos, y no sabemos si nos apoyarán, si no nos apoyarán, y si validarán los logros obtenidos o no. Yo sinceramente esta tercera legislatura creo que está siendo la más productiva de estos años en los que estamos al frente del gobierno. Estos dos años, a pesar de los graves contratiempos con la pandemia, con Filomena, con los incrementos de precio, con las lluvias torrenciales y demás, hemos sacado adelante muchos proyectos que serían casi impensables, y que quedarán. Las inversiones nos trascienden a nuestra labor en el gobierno y en eso es lo que tenemos que pensar. En particular, nosotros en Villaescusa estamos haciendo una apuesta bastante decidida e invirtiendo muchísimo dinero en patrimonio para la atracción de turismo.

Se han invertido en la restauración del Convento de los Dominicos más de un millón y medio de euros durante los últimos diez años, el último unos 320.000 euros; se realizó una intervención en el pósito real del siglo XVI por 24.000 euros; se ejecutó un proyecto de señalización de todos los puntos de interés turístico para facilitar y hacer más agradable la visita por un importe de casi 18.000 euros; hace unas semanas hemos terminado la restauración de una hornacina del siglo XVI de uno de los conventos del pueblo; el año pasado se puso en marcha una iniciativa de un informador turístico en verano a través de un convenio con la Diputación. Al final es una de las vías en la que más estamos incidiendo. Yo creo la restauración del Convento de los Dominicos, que es el gran paradigma de lo que se ha hecho durante estos diez años, con cuatro fases de rehabilitación intentando conseguir la quinta fase para ponerlo en funcionamiento, pues es el ejemplo de lo que hemos intentado hacer; hacer del pueblo un lugar más bonito, mejor conservado, pero no por estética ni por el cariño a la historia, sino porque entendemos que la conservación y el cuidado de nuestros monumentos, aparte de atraer turismo también incrementa de la autoestima de los vecinos. Un vecino se siente siempre más orgulloso de su pueblo cuando lo ve en buenas condiciones, que cuando ve que se están cayendo los muros de los edificios históricos día a día.
En este caso, al tema patrimonial y turístico, sí que incidimos en el tema cultural. No solo lo físico, sino también lo inmaterial. Estoy convencido de que seremos uno de los pueblos que más conciertos y eventos culturales coordinamos de toda la provincia, y por supuesto con menos medios que otros gestores culturales como podemos pensar en la fortaleza de Belmonte o la Fundación Fernando Núñez que gestiona el Monasterio de Uclés. Desde el ayuntamiento, con menos medios, tenemos una revista comarcal que se llama Terra Fari para hacer difusión de temas patrimoniales, culturales, históricos y naturales de toda la comarca; el año pasado celebramos varias actividades en torno al octavo centenario del fallecimiento de Santo Domingo de Guzmán; también celebramos el año pasado el congreso de escritores de Castilla-La Mancha, primera vez que se celebraba en un pueblo de la provincia de Cuenca. Por poner un último ejemplo, es algo que se va a celebrar en breve, aprovechando la tradición provincial de música sacra que tenemos en la Semana Santa, el próximo 9 de abril vamos a celebrar un gran concierto de música sacra donde se interpretará el Requiem de Fauré, y va a ser la primera vez que más de sesenta músicos van a juntarse en la iglesia parroquial de Villaescusa para un concierto que va a ser histórico.
– Una última, ¿qué proyectos podrán ver los villaescuseros en los próximos años?
Tenemos muchos proyectos, somos un pueblo muy dinámico, tenemos varias empresas que están funcionando muy bien, hay tres proyectos que están ahora formándose y que esperemos que salgan hacia delante porque van a ser beneficiosos para el pueblo y la comarca, y si tuviera que incidir en algún tema sería en el de la gestión del agua. Las dificultades que tenemos para la gestión del agua en los ayuntamientos y que supone unos de los mayores quebraderos de cabeza en pueblos de todos los colores políticos y de todos los tamaños. Poco a poco todos los pueblos somos conscientes de que tenemos que ir renovando nuestra red, pero es cierto que con los planes provinciales se tarda años en renovar, y sobre todo, con los precios que hay hoy en día. La Junta de Comunidades sacó una convocatoria en marzo de 2020 que al final no se puso en funcionamiento, que asignaba seis millones de euros para la provincia para invertir en la renovación de redes de agua. Sin embargo, ahora la han cambiado y solo se van a invertir dos millones de euros, lo cual significa que solo va a llegar a sobre 14 pueblos de la provincia, y eso en el contexto en el que se está tramitando la aprobación de la nueva Ley de Aguas, que se van a gravar las pérdidas de la red y va aumentar el canon de depuración, y se va a incrementar el coste de agua para los vecinos. Lo que ya de por sí supone uno de los mayores quebraderos de cabeza para los ayuntamientos ahora, aparte de la gestión se va a incrementar toda la presión fiscal en lo referente al agua, como si no fuese bastante el incremento del precio de la luz y de los combustibles que están haciendo que las cuentas de los ayuntamientos se tambaleen de forma descarada.