Los nuevos usos en la alimentación y en la elaboración de los productos han dado un ‘empujón’ imprevisto al Taller Artesano de Mimbre José Luis de Villaconejos de Trabaque que centra buena parte de su producción actual en la elaboración de ‘banetones’, cestas de mimbre destinadas a la fermentación del pan artesano. Empezaron con una empresa madrileña y ahora sus creaciones se reparten por diferentes puntos del mundo, desde Australia hasta Estados Unidos pasando por diferentes países de Europa.
José Luis Encijo y su esposa Mª Pilar Pérez llevan más de cuarenta años dedicados a la artesanía del mimbre y las han visto de todos los colores. «No es el mejor momento en la historia de la empresa. Ha habido otros momentos buenos. Esta es una faceta nueva que ha surgido pero en otras ocasiones ha ido también muy bien. Nosotros elaborados cerca de 300 modelos diferentes. Esto es el último auge porque la gente, a la hora de comer, está seleccionando y prefiere un pan aunque sea más caro, que sea natural. Y de ahí ha surgido este boom. En más de cincuenta años ha habido altibajos. Aquí había un taller que se dedicaba a fabricar cestas para el transporte del pan. Vino el plástico y tuvieron que cambiar de trabajar. Pues como eso ha habido muchas variables».
En su taller elaboran una amplia gama de productos que alcanza las 300 referencias. «Hacemos de todo pero estamos haciendo ahora una gran cantidad de banetones para el pan, para la fermentación de la masa madre. Estamos bastante centrados en esto en los últimos tres o cuatro años». Esta línea de trabajo surgió «a través de unos señores de Madrid que estaban interesados en este tipo de cosas. Lo fabricamos durante dos años en exclusiva para ellos y fue cogiendo mucha clientela, tuvo mucho éxito». ¿Y cual es el secreto de su éxito? «Pues porque el mimbre transpira y como es una fermentación natural de la masa madre, es conveniente que esté en una cestita de mimbre como es esta, para no tener que pasar por una cámara de fermentación regulada. Esto se hace con más tiempo pero de forma natural».
«No damos abasto»
El éxito ha sido de tal magnitud que ahora se están viendo empujados a descartar pedidos. «Ya tenemos que ir desechando algunos pedidos porque nos han salido ya para Estados Unidos muy importantes y no tenemos capacidad de poderlos atender. No damos abasto, como se suele decir. Nosotros pedidos de más de 600, 700… ya no vamos a hacer. Y aquella gente tiene pedidos de 6.000, de 5.000, y eso ya es mucho para nosotros». José Luis Encijo afirma que actualmente trabajan en la empresa él y su esposa. «Estamos mi mujer y yo solos. Por eso estamos muy limitados en cuanto a la cantidad de producción. Al mes, si sólo hiciésemos eso porque también hacemos otros productos, podemos hacer 200 ó 300. La artesanía tiene que ser familiar. En cuanto busques mano de obra ajena….Una cesta de estas me cuesta alrededor de una hora. Una persona que no esté acostumbrada puede tardar tres horas en hacerla. Tres veces más. Y eso sin parar». La artesanía tiene que partir de una empresa familiar.».
Dentro de los ‘banetones’ , los artesanos de Villaconejos también ofrecen la posibilidad de personalizar el producto. «Hay quien lo pide cosido y tenemos a una chica de Albalate de las Nogueras, en el pueblo de al lado, que se dedica a coserlas con lino natural. Otros se lo llevan y lo forran ellos. La mayoría los forramos aquí».
Lo que tienen claro es que la materia prima, el mimbre, tiene que ser conquense. «El mimbre es de la zona. O de aquí de Villaconejos o de Cañamares. Teníamos producción propia hasta hace tres o cuatro años lo que ocurre es que las plantaciones se estaban haciendo viejas y había que volver a replantar de nuevo y, por mi edad, no quise. Ahora la producción de mimbre en la zona será un 10% o menos de lo que había hace veinte años». La versatilidad es uno de los puntos fuertes del negocio así que «ahora estamos con las cestas de las setas y vienen a buscarnos distintos modelos y tamaños. Vienen de Cataluña, Madrid, Soria, Guadalajara…».