La Asociación de Municipios Ribereños de Entrepeñas y Buendía califica de «barbaridad mientras sigan sin plantearse reducciones de demanda» el nuevo trasvase de 18 hm3, 10,5 de ellos para regadío, solicitado por la Comisión de Explotación. «La Comisión de Explotación volvió a solicitar por defecto un trasvase máximo en el Nivel 3, sin tener en cuenta las necesidades de la cuenca cedente, sólo constatando el nivel y ateniéndose al infausto Memorándum. No pudieron alcanzar el Nivel 2 a pesar de reducir aún más los desembalses al Tajo, la situación es dramática en la cabecera. Los Ribereños piden que reduzcan la superficie de regadío y usen las desaladoras para no depender del Tajo», indican en nota de prensa.
«Otro trasvase de papel para comenzar el 2022 con la tubería a pleno rendimiento. Tienen desaladoras, que las usen si no son capaces de reducir el consumo de agua, saben que su chiringuito tiene las horas contadas pero exprimen el Tajo porque les subvencionamos el agua”, explica la presidenta de la Asociación, María de los Ángeles Sierra.
Los Ribereños claman «ante los más de 10 hm3 aprobados para agricultura» y vuelven a manifestar «su predisposición para el agua de boca, aunque entienden que si se redujera la demanda de regadío, aumentaría la disponibilidad para consumo humano».
“No nos oponemos a enviar agua para beber, pero el regadío es insostenible y no podemos seguir subvencionando una industria tan dañina para el Medio Ambiente con dinero y recursos públicos”, lamenta Borja Castro, vicepresidente de la Asociación. “El agua del Trasvase está fuertemente subvencionada y perjudica gravemente al Tajo y a nuestros embalses, por no hablar del Mar Menor”.
“El daño que están haciendo a nuestro patrimonio natural algunas empresas y a la imagen de España es inconmensurable”, denuncia Castro. “Han ganado cantidades indecentes de dinero a costa de nuestro río, pero el daño lo pagaremos todos los españoles, en especial los agricultores honrados”.