La vicepresidenta del Gobierno y ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, Teresa Ribera, se ha mostrado favorable a incementar los recursos hídricos en los embalses de la cabecera del Tajo y considera «imprescindible» incrementar los recursos alternativos en las cuencas receptoras del trasvase.
La ministra estima que la aprobación de un Real Decereto en diciembre de 2020 supuso el primer paso para «mantener un régimen adecuado de caudales ecológicos en el Tajo, y mayores volúmenes de agua en los embalses de cabecera del trasvase. A ello
contribuirá la modificación de las Reglas de Explotación del ATS, que tiene por objeto incrementar los volúmenes almacenados en los embalses de Entrepeñas y Buendia, al tiempo que se reducen los volúmenes mensuales que se envían a las cuencas receptoras cuando el sistema se encuentra en situación de normalidad».
Ribera avanza que el paso más importante «lo daremos con la aprobación del tercer ciclo de planificación hidrológica, prevista para abril de 2022. Una apuesta enormemente ambiciosa que requerirá cambios de gran complejidad técnica, así como una revisión de las normas de explotación. La nueva planificación hidrológica dará paso a una nueva realidad, que ha de traducirse en un equilibrio ecológico que el Tajo largamente ha demandado».
Aumentar los recursos procedentes de la desalación y de la reutilización
La titular de Transición Ecológica y el Reto Demográfico destaca que «será imprescindible también incrementar los recursos alternativos en las cuencas receptoras del trasvase, especialmente en la cuenca del Segura, para facilitar el desarrollo económico, social y ambiental de la zona. Esto supone aumentar los recursos procedentes de la desalación y de la reutilización. La desaladora de Torrevieja es un ejemplo. En poco tiempo ha duplicado su capacidad y esperamos poder triplicarla en los próximos meses».
En este sentido, Ribera señala que el incremento de las capacidades de desalación y reutilización, así como la conexión de
estas aportaciones con las áreas de consumo, «debe hacerse en paralelo a la incorporación de energía renovable -en especial- fotovoltaica para facilitar una reducción del coste de la energía y, en definitiva, del precio del agua. Todo con la vista puesta en optimizar la gestión de los recursos generados, a fin de que se puedan distribuir en las zonas regables independientemente de su procedencia. Sin duda, el agua desalada y el agua reciclada son un bien estratégico para España».
La ministra resalta que estos instrumentos permitirán «una gestión integral de un recurso valioso, anticipar los riesgos a medio y largo plazo, impulsar la actividad económica y ayudar a fijar población en ciudades de interior y en zonas rurales. Proteger el medio ambiente y en especial el agua como recurso clave para la vida es proteger, en última instancia, nuestro sistema de bienestar, la cohesión territorial y social y el desarrollo sostenible. Un trinomio sin el cual no es posible el progreso».