Dula es un proyecto que nació en el Urban Forest Innovation Lab (UFIL) y se creó con el propósito de implantar los Residuos Vegetales Cero, con el fin de establecer modelos de producción circulares en el sector agrario de la provincia. La primera iniciativa se ha podido llevar a cabo a través de Alcamancha Compost, un proyecto que ha nacido por la necesidad de los productores de lavandín para dar solución al problema de residuos que se generan de sus explotaciones. Gracias a Alcamancha Compost, se ha conseguido dar respuesta a esta problemática, consiguiendo hacer de un residuo un producto, Enmiendas Orgánicas de Lavandín.
María José López Valenciano lidera esta iniciativa en la que va de la mano de Alcamancha, una cooperativa de segundo grado de Carrascosa del Campo. «Empezaremos a segar el lavandín en julio y seguimos con el proyeco en fase de análisis y evaluación. Viendo cómo vamos avanzando, a ver cuánta paja se genera,…de momento siguiendo con los estudio y haciendo compost con la vista puesta en hacerlo a mayor escala pero todavía nos faltan pasos que dar. Esta primera campaña se podría decir que será como nuestra prueba de fuego porque lo que seguramente hagamos será compostar mayor cantidad de la que hicimos el año pasado para los estudios, que utilizamos muy poco, e intentaremos ampliar el estudio haciéndolo a una escala más amplia a ver cómo compostaría, con pilas de mayor superficie y más amplia».
Estas mismas fuentes aclaran que «seguimos en el momento de estudio todavía. En el momento de creación de una planta de compostaje, aún no estamos. Una vez que abonemos la tierra con esas enmiendas orgánicas necesitamos estudiar el suelo para saber qué aportes estamos haciendo de nitrógeno, fósforo, sales…porque en realidad queremos saber hasta qué punto podemos llegara a hacer un abonado natural sin necesidad de utilizar ningún producto químico para poder abonar el propio lavandín con él y que tengamos buenos resultados».
«El residuo, hasta ahora, no valía para nada»
En definitiva, se trata de aprovechar los residuos del lavandín para crear un compost que sirva como abono natural. «Todos los tallos florales que se cortan se destilan para sacar el aceite esencial y todo eso se conviete en un residuo, porque lo que sacas es una parte líquida y el residuo, hasta ahora, no valía para nada. Es un material orgánico que tiene humedad y que puede compostar como cualquier otro material orgánico. Mediante ese compost aumentamos la materia orgánica que aportamos a la tierra. Lo que hacemos es economía circular. Con los mismos residuos que tenemos los compostamos y creamos unas enmiendas orgánicas que añadimos a nuestros propios campos para aportar nutrientes», señala López Valenciano.
El lavandín es un híbido entre el espliego y la lavanda. Crece a unas altitudes intermedias, es menos delicado que la lavanda y tiene mejores rendimientos. La impulsora del proyecto señala que «en toda la zona de la Alcarria se está cultivando por los socios de la cooperativa Alcamancha y se ha abierto una sección de aromáticas. seestá plantando lavandín en los pueblos de alrededor como Huete, Carrascosa del Campo, Cañaveras, Cañaveruelas.. también hay por la zona de Villares del Saz. Es un cultivo en expansión. Con las lluvias que hemos tenido, los tallos florales están saliendo ahora pero hasta que no crezcan no sabemos. De momento la planta está bien».