La Comisión Central de Explotación del Acueducto Tajo Segura indica que la situación hidrológica actual conlleva la autorización automática de un nuevo trasvase de 27 hm3 correspondiente al mes de febrero. Según indica en nota de prensa, «la previsión del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico es que dicha situación se mantenga los próximos meses, pudiendo llegar hasta junio».
Además, señala que las obras realizadas por la Confederación Hidrográfica del Tajo, compatibles con la atención de la demanda en la Confederación Hidrográfica del Segura, han retrasado los envíos de los trasvases previamente autorizados lo que ha conllevado «al agotamiento a primeros de este mes de febrero de las reservas en la cuenca del Segura de este origen». No obstante lo anterior el suministro del abastecimiento y el regadío «se ha realizado con normalidad al tener otros recursos regulados en los embalses, básicamente aguas desaladas. Los envíos de agua se han retomado a partir de mediados de mes por lo que las existencias en la cuenca del Segura de los recursos del Tajo vuelven a incrementarse».
Destacan asimismo que «la Orden Ministerial relativa a la fijación de las tarifas del agua desalada, para el uso de riego, con carácter retroactivo desde el 1 de enero de 2023, facilitará su utilización por parte de las CCRR que tienen asignaciones de dichos recursos, facilitando la utilización de ese mix de aguas que proporciona a la cuenca del Segura una alta capacidad de resiliencia, y la constituye en un ejemplo de adaptación al cambio climático».
Por todo ello, y aunque siempre hay que hacer un llamamiento a la prudencia en los consumos de agua, la situación hidrológica de la cabecera del Tajo prevista para los próximos meses unido a la posibilidad de acceder a las aguas desaladas a una tarifa adecuada para el regadío «alejan una situación de dificultad de la gestión en el presente año hidrológico a los usuarios del Tajo Segura».
No obstante, «lo anterior, y en un ejercicio de cumplimiento de las normas vigentes, la CHS inició hace unos meses la preceptiva tramitación ambiental de los sondeos que constituyen la batería estratégica de sondeos, únicamente en previsión de que en el medio plazo, pudieran cambiar las situaciones hidrológicas y se produjera un empeoramiento de los indicadores de sequía, que pudieran conllevar la necesidad de su puesta en funcionamiento».
«Con el consumo responsable de los usuarios, y si las condiciones hidrológicas se mantuvieran en la línea de lo indicado, unido a la contribución de las aguas desaladas, este año hidrológico se podrán satisfacer adecuadamente las demandas tanto de abastecimiento como de regadío», sentencia en su comunicado.
Los Ribereños lamentan el nuevo trasvase
La Asociación de Municipios Ribereños recibe “con pesar” la esperada noticia de un nuevo envío de agua al Levante, tal y como señala en nota de prensa, con «la amargura de no haber modificado todavía las reglas de explotación del Trasvase. Lo que debería ser una buena noticia, la habitual aunque mínima subida en el nivel de agua por estas fechas, se convierte en una nueva losa a sabiendas de que el agua que entre tiene dueño. Quedaban 61,7 hm3 pendientes de trasvasar, que ahora son 88,7 hm3».
Desde la cabecera del Tajo lamentan «la demora en la modificación de las reglas de explotación, pero temen que la habitual mano izquierda con la que se trata a la agroindustria, especialmente en este momento de agitación en toda Europa, lastre una nueva oportunidad de poner fin al dislate del Tajo». “Las reivindicaciones del sector no deberían pesar más que las necesidades urgentes de la cuenca cedente”, señala el presidente, Borja Castro.
Castro confía en que “el criterio técnico y todas las sentencias favorables se traduzcan en unas reglas de explotación acorde a lo que el escenario actual, la ciencia y el sentido común indican, porque de todas formas el cambio climático impondrá más pronto que tarde la realidad en una industria que es insostenible desde hace décadas”.
Los Ribereños recuerdan «que sus embalses se concibieron para una gestión plurianual y estarían preparados para afrontar hasta cinco años de sequía en caso de necesidad humana, tanto nuestra como de otros territorios, a lo que nunca nos negamos».
«Queda por ver si decidimos adaptarnos a la realidad y amortiguar los problemas o preferimos recorrer el camino duro, con el río Tajo muerto, el Mar Menor podrido y el terreno yermo a sendos lados de la tubería», subraya.