Stop Grafiti nace con un doble objetivo muy claro: presentar 3.000 firmas contra las pintadas vandálicas para que se tomen medidas desde cualquier parte de la administración y crear una base de datos de grafitis que se pueda consultar de manera pública y permita notificarlos en la web. En este momento hay 590 notificados, de los que 571 están en Cuenca y el resto en Tarancón, aunque la asociación Stop Grafiti asegura que dispone de fotos de otros 500 grafitis más.
¿Para qué sirve?
El fin último es reducir el número de grafiteros en 2025 a través de la concienciación sobre el grave daño que causan en los edificios, sobre todo, en zonas del Casco Histórico por las consecuencias que tienen sobre el Patrimonio. La idea es fomentar que se denuncien estos actos como ya se hace en otras ciudades y, aunque pueda resultar farragoso el trámite civil de presentar una denuncia en Comisaría, animar a todos a imputar los hechos a los vándalos.
Se pretende que esta información sirva de ayuda a las Fuerzas de Seguridad del Estado y para sensibilizar en los centros educativos de que el arte no se puede relacionar con los grafiteros de estas pintadas. Por eso, se van a centrar en colegios e institutos, así como en la Facultad de Bellas Artes y la Escuela Cruz Novillo.
¿Qué es Stop Grafiti en la práctica?
Se trata de una web cuya apertura automática ha tenido lugar este martes 10 de diciembre a las 11:15 horas durante su presentación en rueda de prensa en el Hotel NH de Cuenca.
La página web, adaptada tanto para PC, como para tablets y smartphones, ofrece un apartado de preguntas y respuestas donde se recaba información de todo tipo, de tal manera que se puede notificar la presencia de un grafiti, pero también su eliminación. Además, se puede responder a encuestas para que según el número de votos de cada medida se pueda elegir la opinión mayoritaria, y la dirección de contacto puede servir para proponer soluciones ciudadanas.
Por ejemplo, hay algunas propuestas ya recogidas como la obligación de denunciar por parte de las comunidades de vecinos, la imposición de multas, la prohibición de venta de los esprays baratos, la obligación de limpiar para quien hace las pintadas…
En este sentido, los responsables han aclarado que los contadores de firmas son reales y ofrecen datos verídicos. Stop Grafiti intenta ser riguroso y prudente con la protección de datos, y la firma tan solo requiere un correo y un DNI para evitar duplicidades.
En cuanto a las notificaciones se especifica en qué soporte está hecho el grafiti, si es un muro de ladrillo enfoscado o una piedra, un mortero proyectado con pintura específica o un ladrillo caravista más costoso.
¿Quién la dirige y a quiénes persigue?
Detrás de la asociación regional está el técnico de Radio Televisión Española, José Ignacio Olona. Junto a él, le respaldan el tesorero Gabriel Cejalvo, con responsabilidades en otros proyectos relacionados con la gestión de aguas; y Acacio Contreras como técnico de sonido, vinculado desde hace tiempo con la ciudad.
Hay alrededor de 20 grafiteros activos, unos identificados y otros no. Algunos tienen la costumbre de firmar y entonces se refleja en la web (pudiendo incluso buscar cuántos grafitis hay atribuidos a esa firma), pero otros son de 2024, más novedosos. Hay 18 firmas identificadas.
Entre los 20 y los 30 años son jóvenes en edad universitaria y tienen un método distinto al de los menores de edad. En boca de Olona, «creen que hacen una gracia, pero si no se borra, viene otro y pinta al lado con sus iniciales para demostrar que lo ha visto». Son sus códigos y su manera de actuar, por lo que se ha mostrado convencido de que «cuanto menos dure grafiteada una pared más garantía hay de que se conserve limpia». Por otro lado, ha explicado que «el hecho de que no se limpie o duren más no significa que los ciudadanos lo aprueben», hay negocios que lavan sus persianas varias veces y vuelven a tenerla sucia o que tienen que recurrir a un logo grafiteado para evitar las pintadas.
¿Cuándo empezaron?
La idea nació hace tiempo como algo a lo que dar forma, pero justo hace un año tres socios tomaron la iniciativa para construir una web con ayuda de un familiar. A lo largo de estos meses y, aunque son conscientes de que este trabajo solo funciona dedicando tiempo libre, han puesto los medios para poner en marcha la asociación en Cuenca y Tarancón.
En primer lugar, se llevaron a cabo los trámites administrativos correspondientes con Hacienda para conseguir un CIF de empresa y el registro de la asociación para darla de alta. En segundo lugar, las gestiones con las entidades bancarias ya que, según han lamentado, «hay muchos problemas para que las asociaciones sin ánimo de lucro puedan abrir cuentas con comisiones reducidas».
De momento, no tienen cuotas y se sostienen con las donaciones a cambio de publicidad. Esperan que con el tiempo puedan solicitar subvenciones para mantener los costes de la web y el dominio.