

El modus operandi en los trabajos arqueológicos realizados en el Puente de la Trinidad ha ido sumando particularidades desde su inicio. La Trinidad ha sido uno de los pocos edificios que los arqueólogos han tenido la posibilidad de observar desde dentro, así lo refiere Míchel Muñoz, codirector de la empresa ‘Ares Arqueología’ encargada del complejo estudio que se ha llevado a cabo. Muñoz señala que “desde el planteamiento de cómo acometer desde la arqueología una obra a estas características, el modo de trabajar ha sido sorprendente”. El arqueólogo apunta que “para estudiar un edificio histórico no podemos desmontarlo”, sin embargo, en el caso de las obras de apertura del paso peatonal “hemos aprovechado ese desmontaje de las obras para estudiar la edificación por dentro”.
Las particularidades de seguridad que requería la empresa de conectar el Paseo del Huécar hacia la confluencia de este con el río Júcar han desembocado en unas obras en las que se ha trabajado con “métodos similares a los que se utilizan en una excavación”, apunta Muñoz. El desmonte se ha ido produciendo estrato a estrato, “cortando rodajas para luego apuntalarlas”, señala el arqueólogo. Este proceso se ha repetido una y otra vez “hasta llegar a los arcos que hay aguas abajo”, parte que falta supervisar para finalizar el control arqueológico.

Las diferentes secciones permitieron catalogar La Trinidad como una construcción “modular” compuesta de ”paramento exterior, paramento interno y núcleo interior”, tal y como apunta Muñoz. Estas “rodajas” a las que se refería el arqueólogo han constituido una perfecta línea temporal que, tal y como apuntaba su compañero Santiago Domínguez a Voces de Cuenca anteriormente, “no sólo es una infraestructura más sino que es fiel testigo de la evolución que ha seguido la ciudad de Cuenca”.
Otra de las particularidades que han llevado consigo las labores arqueológicas en el interior del Puente de la Trinidad ha sido el sentido de la excavación que, en lugar de hacerse como es habitual, de arriba hacia abajo, ha tenido que llevarse a cabo desde abajo hacia arriba al encontrarse en el interior de la edificación y no sobre esta. Muñoz que asegura “que nunca antes había trabajado así”, comenta que se subía a una escalera desde la que iba excavando.
Hallazgos y averiguaciones
El modo de construcción modular, sepultando secciones bajo capas de tierra procedentes de restos de derrumbe de viviendas de la zona, ha servido para conservar vestigios de teja, de ladrillo y madera, así como multitud de fauna. Entre estos fragmentos recuperados hacia finales del año pasado destacan cerámicas de Paterna del siglo XIV muy similares a las que se encuentran expuestas en Museo Nacional de Cerámica.