Cada año por estas fechas el Ayuntamiento hace pública la normativa sobre la matanza domiciliaria del cerdo. Los meses de noviembre, diciembre, enero, febrero y marzo son los que están destinados a esta práctica rural que, por cierto, cada vez decrece en número, como muestran las gráficas de la Consejería de Sanidad, temporada tras temporada. Concretamente en la ciudad de Cuenca, solo ha habido una matanza en el municipio de Cañete en 2023-2024.
Precisamente en este pueblo es donde se ha convertido en una tradición de largo recorrido. La alcaldesa Montse Poyatos ha explicado en Voces de Cuenca que la matanza del cerdo no la hace solo una familia, sino que son todos los vecinos del pueblo los que se juntan para llevarla a cabo con motivo de las Fiestas de San Antón. Así, cada 17 de enero y, siguiendo los protocolos de la matanza del cerdo, esta práctica se ha introducido en el programa de festejos y se realiza en las inmediaciones de La Serrana, o sea, «¡en plena calle!», como ha insistido la propia acaldesa, cerca del centro polivalente local.
Por tanto, es ya una costumbre, un acto tradicional en el que los cañeteros se juntan para comer la carne de la matanza durante tres días seguidos de fiesta. La alcaldesa ha precisado que se trata de un acto que han recuperado los cofrades de San Antón y lo organizan todo ellos, al margen del Ayuntamiento, desde hace 15 años, ya que anteriormente había quedado en el olvido.
La «matanza del gorrino», como la llaman allí, se celebra el día grande de las fiestas a las 10 de la mañana, junto a otras actividades como la noche de disfraces, los bailes populares, los actos religiosos y novenario a San Antón, el traslado de domicilio de la bandera (tras la puja correspondiente), y la suelta del «gorrinillo» para los más pequeños que organizan una rifa.
La convivencia de comidas y cenas es ininterrumpida, se cocina al calor de las hogueras, incluso se hace gazpacho original con carne de caza y de cerdo. En opinión de la alcaldesa, es algo muy distinto de cómo se hacía en la antigüedad, pues los cerdos se criaban en las casas y se devolvían a las granjas que les daban su peso en carne. «¡Pero ahora es toda una tradición festiva en Cañete!», ha expresado.
Hay que mencionar también que se llevan a cabo las acciones pertinentes, según las recomendaciones del Gobierno de Castilla-La Mancha, pues la matanza debe contar con el apoyo de los Servicios Veterinarios Oficiales de Salud Pública y solicitar la preceptiva autorización municipal con antelación de al menos 5 días especificando fecha, lugar y hora en que pretende llevarse a cabo, y nombre del profesional veterinario que realizará la inspección sanitaria así como la declaración de aptitud o no para el consumo. También se incluye un compromiso para que no se consuma la carne de estos animales hasta que se conozcan los resultados y que el destino sea exclusivo de consumo familiar, quedando prohibida su comercialización.