El anaquel del 17 de diciembre

Juan Clemente Gómez

LITERATURA INFANTIL

Nora y el ruido misterioso.- Pilar Martín.-Editorial Algar

PREMIO INTERNACIONAL ENRIC SOLBES DE ÁLBUM ILUSTRADO CONSORCI RIBERA I VALLDIGNA.

Una historia que ayudará a descubrir a los más pequeños qué quieren ser de mayores y que demuestra que la realidad de nuestra vida puede ser mágica.

“A Nora le encanta leer y escribir historias. Es capaz de imaginar mil y unas cosas, excepto una a la que no encuentra explicación. Es un pequeño ruido que aparece de repente y se repite a menudo. Por eso decide investigar qué puede ser y de dónde viene. Y todo sucede durante “La semana de los oficios” del colegio. Tienen que visitar la comisaría de policía, la consulta médica, el ayuntamiento… ¿Vendrá el ruido misterioso de alguno de estos lugares o vivirá tan solo en su imaginación?”

Vuelve la imaginación y el color de las ilustraciones de Verònica Aranda, creadora visual de UNA CARTA. (A partir de 3 años)

JUVENIL

Ya fui de valiente con temblores.-Dámaris Carmona.-Editorial Cuadranta

Dámaris Carmona comienza con este poemario una emocionante andadura poética. Sus versos son jirones de un alma atormentada por el sufrimiento en los que se reflejan reiteradas metáforas:

—En mis ojos lluvias torrenciales.

—Me sumerjo en un mar de lágrimas.

—Acabé siendo un bote lleno de agujeros y achicando agua.

—La tristeza tomó mi  cuerpo y mi mente como casa.

—Tengo dos charcos en estos ojos tan pequeños,

    que después de tantas lágrimas acabaron con la sequía,

    que me tenía marchita por falta de riego.

Versos libres… liberados de toda  retórica  normativa y con marcada impronta terapéutica:

— En todas las libretas hay horas de terapia, para mí siempre será mi propia poesía.

Ha llegado la hora de esta joven y prometedora poeta. Dámaris proclama en su ópera prima  unas enormes ganas de vivir  y dejar atrás  el amargo sabor del llanto y la tristeza:

“Voy a salir a correr, esta vez no será salir huyendo. Seré capaz de cruzar los callejones más oscuros, siendo antorcha viajera incansable hacia la libertad”.

Así pues,  sus lágrimas son…

“Lágrimas por última vez derramadas.

Su tronco quebrado, erguida de voluntad.

Ya es hora, ya es su hora.”

¡Bienvenida, Dámaris, al club de los poetas eternamente vivos!