Tendrás amigos, tendrás amor

Sólo cuatro palabras, estimado director de Voces de Cuenca; cuatro palabras antes de que el sentimiento de emoción se marche con la lluvia de este frío viernes. Emoción ante la lectura de las palabras de Carmen Mota, hija del siempre recordado Ángel Luis, en un diario digital de hoy, cuando menciona el mensaje que le dejó su padre, acompañado de una grabación de Paco Ibáñez sobre un poema de Goytisolo, al irse Carmen a comenzar sus estudios universitarios.

Rodearse bien….., nada menos.

En las estanterías del despacho de casa hay una fotografía a la que, en los momentos en los que la melancolía amenaza con transformarse en oscura tristeza, acudo siempre a ella: en la misma, mi hijo mayor, de casi tres años, sostiene en brazos a su hermano recién nacido. La cara de alegría, de ilusión, es tan plena, tan rebosante de sinceridad infantil, que es el mejor remedio para convencerme de que en la vida, a pesar de su dureza, como ya anticipaba Goytisolo, el amor y la amistad son el único bálsamo capaz de hacer frente a los que se nos venga encima.

El amor, por definición, ha de venir de fábrica, de los padres; sin él, ni regalos, ni viajes, ni siquiera los sacrificios que podamos hacer por nuestros hijos tendrían sentido. Y todo aquél que ha recibido amor será capaz, a su vez, de compartirlo. No tengo la menor duda; como también de que es la mejor inversión que podremos hacer durante el tiempo que estemos vivos. No puedo olvidar que, en el día en que mis esposa nos dejara, por la noche, en la penumbra de una casa que se nos antojaba tan vacía como inmensa en su dolorosa ausencia, sólo pude decirle a mis hijos, no a modo de consuelo, sino de sincero deseo esperanzado, de que, como padre, aunque quisiera que progresaran en sus trabajos y en su calidad de vida, mi único deseo es que encontraran a una persona que enriqueciera su vida, que literalmente les transformara, como yo había tenido la suerte de que me ocurriera con su madre. A esto, inmediatamente, uno de ellos me atajó. “ Como si eso fuera tan fácil, papá…”. Es verdad, no es nada fácil, y la suerte juega un papel muy importante, pero creo que no hay que conformarse con menos. Y dar tanto amor como uno recibe. Porque no debe haber algo más triste que sentir que amas sin que te llegue ni un rescoldo del fuego que tú crees transmitir, como en los versos de Pedro Salinas: “ Y estoy abrazado a ti/ sin mirar y sin tocarte/. No vaya a ser que descubra/con preguntas, con caricias/ esa soledad inmensa/ de quererte sólo yo”.

En cuanto a la amistad, esa segunda fraternidad ( “ no todo hermano es amigo; pero todo amigo es un hermano”), aún siendo algo que todo padre deseamos para nuestros hijos, es un regalo que la vida nos ofrece y que, en muchas ocasiones, no se sabe apreciar debidamente; pero que va más allá del alcance familiar. No obstante, cuando llega, cuando sabemos que nuestros hijos disfrutan de esa gente que como dice Carmen “ le rodean bien”, podemos sentirnos confiados en que su vida será más rica, más plena y satisfactoria.

Y sí, amistad, y amor, y, entonces, la vida, en su dureza, discurre mucho más fácil.

Al menos, así ha sido para mí:

TAN SENCILLO
Lo haces todo tan sencillo,
lo haces todo tan amable,
que el hecho de sincerarme
cuando me siento perdido
es fácil si estás conmigo.
Todo lo haces tan sencillo
que hasta para enamorarme
sólo tuviste que hablarme
tres palabras, un suspiro…
Todo en tí tiene sentido.