Felipe del Río
El pasado sábado día 2, nos dejo Z.P como le gustaba llamarle algún amigo suyo. Seguro que leíste la noticia en los medios locales “que le había dado un infarto a un ciclista en la calle Fermín Caballero”.
Te imagino Paco, como sabes que te conocía bien, y sé que eres un buen cumplidor de las normas, que estuviste tocando las palmas a los sanitarios, en agradecimiento de su labor, con tu sonrisa en la cara, y una vez que terminaste cogiste por primera vez tu bici, en este largo periodo de confinamiento. Con tan mala fortuna y es lo que me mueve a escribir estas palabras.
Tu recorrido se vio truncado en un segundo, por un infarto en tu gran corazón, no he parado de preguntarme en estos días, porqué a él? Deportista, cuidadoso en la alimentación…,me vienen a la memoria sus palabras: “Felipito cuida tu colesterol, con un vasico de vino es suficiente.. come nueces me decía”.
Con las ganas que tenías por vivir, recién prejubilado, con 63 años y lleno de ilusiones, toda una vida de trabajo desde los 14 años, jornalero de lo ajeno, de familia humilde, y ahora por fin zapatero y jefe de su negocio, “ me gusta mi trabajo decía” no tenía horario, cuando tenía la tienda llena de zapatos, cerraba la puerta, alguna vez lo picaba: “Te entretienes mucho y no dejas de hablar, por eso no te cunde”, ignorancia la mía… Persona de corazón noble, labrado a golpes de fatigas y paciencia con sus clientes.
Este funesto desenlace, ha destrozado en un instante a las personas que te queríamos, y en especial a mi familia. Te recuerdo en las cosas que compartimos, en tus “chapas”, por lo manitas que eras; todo ello me abruma y me causa dolor.
Paco era, es y será una persona entrañable, alegre y cercana, siempre con su sonrisa de niño, empático como nadie.
No tuvo nunca vacaciones, en estos últimos años se aficionó al senderismo, bailes de salón, y como no, ciclista hasta el fin. A los compañeros de fatigas que tuviste le dejaste huella, muestra de ello son los mensajes de aliento, consuelo y agradecimiento.
Agradecimiento a los sanitarios que lo atendieron en plena calle, a Félix González, jefe de urgencias, que paseaba por la calle e intentaron lo imposible, incluso dejando a su hija con los municipales, e irse con él al hospital, a mis vecinos Alberto y Lola sanitarios también, por pasarse por nuestra casa, y aliviarnos, con sus palabras en estos momentos tan difíciles. “En mejores manos no ha podido caer” me comentan, a tantos amigos y familiares por sus apoyos.
Al equipo de profesionales del hospital, que estuvieron con él, en el último momento, gracias Gema, por tu apoyo y poder despedirnos. A la Policía Municipal, es muy difícil decidir que mis hijos se quedan sin poder ver en el último momento a su tío. Ya fue muy duro no poder despedirse del abuelo un mes antes. Al Club de Senderismo Sándalo y Bici Natura, seguro que me dejo alguno…
Son momentos muy difíciles, que a veces llegar a deshumanizar al ser humano. Es muy duro e incomprensible todo esto…, esperemos que el futuro que se nos presenta sea mas halagüeño y sobre todo más humano.
Paco estarás siempre en nuestra memoria.