José Luis Muñoz
En el multiforme panorama de la música actual, Franco Battiato ha sido un personaje singular, único, irrepetible. Poeta y filósofo, además de músico (o todo a la vez), sus conciertos ofrecían un complemento ilustrativo de enorme riqueza, en forma de comentarios que iba introduciendo entre canción y canción, para hacernos llegar sus pensamientos sobre cuestiones trascendentes. Nada que ver con esos mensajes rutinarios y vacíos que emiten otros personajes de la moda pasajera. Franco Battiato estuvo en el Teatro-Auditorio de Cuenca el 25 de abril de 2002, en una época en que hasta ese escenario llegaban con bastante frecuencia las primeras figuras de la música mundial. Cuando lo recibí y saludé, a su llegada, fue amable y cordial, sencillo y directo, un mucho como era su música porque es evidente que el arte hacia el exterior es un directo reflejo de la personalidad interior. Recuerdo con un sentimiento placentero aquella jornada, aquel bello repertorio musical, aquella amable vivencia de un creador total. Ahora se ha muerto, en su querida tierra siciliana, pero el recuerdo queda.
El blog personal de José Luis Muñoz está en albumdecuenca.blogspot.com