Oportunidad ¿perdida?

Francisco Gómez Casado

El 14 de marzo, el gobierno de España declara el estado de alarma para luchar contra una pandemia que ha ido día a día, mostrando una virulencia desconocida para todos nosotros. Fueron unos momentos de incertidumbre en lo personal, y también en lo laboral. Debemos ir a trabajar, debemos quedarnos en casa, se podrá viajar a otras provincias a trabajar, se necesitarán justificantes para ir a trabajar…

El 15 de marzo desde la JCCM se da una instrucción que aclara en buena manera la situación. Solo irán a un trabajo presencial, aquellos funcionarios que realicen funciones esenciales (sanidad…) y las que realicen funciones imprescindibles en la administración general. El resto del personal se debía mantener en sus casas, priorizándose la modalidad del teletrabajo. Legalmente está reconocido un teletrabajo del 40% de la jornada, pero el uso de este sistema antes de esta situación era extremadamente marginal.
Al principio, fue un poco caótico, era algo que no se había hecho nunca y ahora se debía dar acceso a mucha gente a este modo de trabajo en un plazo muy reducido. Poco a poco y gracias al trabajo de los servicios  informáticos se fue implantando este sistema. También como es lógico, al principio hubo problemas con la capacidad de red, pero poco a poco también se consiguieron solventar.

A lo largo de estos días he hablado con bastantes compañeros, (también con sus responsables),  que han teletrabajado,  y más o menos hemos coincidido  en lo mismo. Es un sistema perfectamente válido para un porcentaje muy elevado de los trabajos administrativos que desarrollamos. En mi caso, he comprobado como más del 90% del trabajo se puede hacer perfectamente en teletrabajo. Por otro lado, en mi caso, el nivel de trabajo desarrollado ha sido igual o si cabe superior al sistema presencial. Esto coincide bastante con la sensación que tienen mis compañeros de trabajo.

El día 11 de mayo entra en vigor la Fase I para muchas provincias españolas, entre ellas la de Cuenca y Guadalajara. Ese mismo día se recibe una instrucción de la Dirección General de Función Pública para realizar la reincorporación de los funcionarios que se extenderán a lo largo del mes de mayo dependiendo de la tipología de trabajo. Se establecen una serie de excepciones por cuidado de familiares dependientes, menores, mayores de 60 años, personas con determinadas enfermedades.

Después de casi dos meses, el pasado 12 de mayo fue mi primer día presencial, y llegué con la sensación de riesgo de la oportunidad perdida.

Mientras el Ministerio  de Sanidad, sigue recomendando que siempre que sea posible se fomente la continuidad del teletrabajo, la JCCM tiene programado un plan de reincorporación a la actividad presencial en el que no incluye este, salvo en los casos excepcionales. Todo esto desgraciadamente me hace pensar que este sistema de trabajo simplemente ha servido para que la máquina no se parara, pero una vez solucionada la situación, desaparecerá.

Sinceramente creo que sería una oportunidad de oro perdida. Se conseguiría una mejor conciliación, se evitarían desplazamientos innecesarios, (que en nuestra comunidad afecta a un número muy importante de trabajadores), se conseguiría un funcionario motivado que ve como la administración es capaz de entender su problemática, por no hablar del ahorro de costes que supondría para la administración.

Tampoco se trata de hacer un 100% del trabajo de esta manera, considero que el trabajo presencial tiene grandes virtudes y es bueno mantenerlo en un porcentaje significativo.

Por otro lado hay puestos de atención al público donde todavía este sistema sería muy complejo implantarlo en la actualidad, pero hay muchas labores que como he reiterado son perfectamente compatibles con este sistema.

En resumen, creo que estamos ante una gran oportunidad,  y de no aprovechar este impulso estoy casi seguro que dentro de unos años nos acordaremos cuando tengamos que empezar de nuevo.