F. Javier Moya del Pozo
Viernes Santo en Doctor Chirino
(A Mar y Luis)
El Nazareno detiene
su paso en Carretería
reina el silencio en las filas
mientras la imagen se vuelve
y los turbos se estremecen.
Hay dos luces que se encienden
en el balcón al que mira
un Jesús que da su Vida
la madrugada del Viernes:
Mar y Luis están presentes.
De nuevo Jesús se mece
de nuevo San Juan desfila
en Soledad va María
y en el balcón permanecen
las dos presencias celestes.
CALLAN LAS HORQUILLAS
Las horquillas callan, el Jesús para,
deteniendo el paso frente al balcón;
enmudecen el clarín y el tambor
cuando la imagen en el aire se alza
en recuerdo de los que se marcharan.
La razón, la causa de este milagro
si es que lo hay, jamás nadie lo sabrá;
más es cierto que, por un instante, Mar
y Luis a su Jesús acompañaron
otro viernes…..Camino del Calvario.
A UN HERMANO DEL JESÚS DEL PUENTE
Cuando dobla por la calle del Peso
un hermano del Jesús se separa
ya no hay fuerzas en su cansado cuerpo
en su tulipa es débil la llama.
“ Es, tal vez, mi Jesús, mi último rezo
no llego a San Antón, me marcho a casa;
en ti me abandono buen Nazareno.
Siempre estaré contigo: en tus andas”.
Y EL NAZARENO SE VOLVIÓ
(Al nazareno que se fue.
Y sigue desfilando).
Ya se dirige roto el Nazareno
camino de la salvadora Muerte
olas de horquillas contra el frío suelo
en un mar morado de penitentes
alzan al Jesús en piadoso rezo
hombros doloridos aunque silentes.
Es el mismo camino, y siempre eterno
de una Pasión en las calles conquenses
otro año, -tan corto como un sueño-
y un desfile que siempre es diferente;
hasta el Júcar calla, todo es respeto
cuando el Señor está cruzando el puente.
Abandonado y roto va el Maestro:
“¿dónde están los que se decían fieles
que nunca le dejarían? “. Y Pedro
quien negó conocerle por tres veces.
Las ausencias son el peor tormento
las ofensas que al Dios-Hombre le duelen.
De repente el ritmo se hace lento
las andas no marchan, tan sólo mecen;
y en extraño y mágico movimiento
por razón que sólo el corazón siente
vuelven los banceros al Nazareno
a una sin que nadie se lo ordene.
Mira el Jesús a la puerta del templo
a quienes sin estar no son ausentes;
hermanos vestidos de nazarenos
que se fueron aunque siguen presentes:
“ Seguidme, les dice, y dadme consuelo.
Marcharéis a mi lado. Para siempre”.
A MI HERMANO ANTE LA CRUZ DESNUDA
Existe un hueco en las filas
por la ausencia de un hermano;
va la Cruz andas en mano
y las velas ya encendidas.
No están completas las filas
les falta el hermano Nano:
a la Cruz encomendamos
que le asista en la otra vida.
La plaza ya se ilumina
la cera cae de las manos
mientras se va perfumando
el aire que es llama viva.
La Cruz Desnuda de guía
El Yacente al que amamos
y en Soledad va llorando
su Madre Santa María.
El Miserere ascendía
a un cielo límpido y claro;
desde allí podrá escucharlo
esa estrella que ahora brilla.