Estimados lectores, durante todos estos años de profesión habéis leído artículos míos sobre cuestiones tan variadas como el balonmano, la música y los planes de ordenación municipal, casi todos ellos escritos sin tener apenas idea sobre lo que estoy hablando. Por eso me congratula hablaros, al fin, de una materia sobre la que sí tengo algunos conocimientos: quedarse en casa.
Es cierto, quizás en el pasado me gané cierta fama de gambitero, a mi juicio exagerada, por alargar alguna noche de fiesta en el Teo hasta el mañaneo en el parque fluvial con litros de la Depaso. Aquellos días son ya lejanos, como los años en los que José Mourinho ganaba títulos. Hoy me parezco más a este personaje casero al que le da pereza salir de fiesta, caricaturizado recientemente en uno de los magistrales vídeos de Pantomima Full. Hoy soy una seta, en precisas palabras de mi mujer. Sin embargo, esa condición sedentaria me permite hoy daros algún consejo sobre cómo hacer llevadera esta cuarentena.
La primera cuestión que debemos abordar es qué indumentaria es la más adecuada para el confinamiento. Hay una escuela que dice que hay que vestirse como si fueras a salir a la calle, para transmitir la sensación de que seguimos viviendo en una sociedad civilizada. Es una postura respetable, salvo que tu trabajo sea disfrazarte de Lincu, la mascota del Liberbank Cuenca; tus hijos no entenderán que vayas vestido de lince por casa, por mucho que les expliques que es parte de tu trabajo. Por mi parte, yo soy defensor de una segunda escuela, la que defiende que, si la vida te está dando la oportunidad de trabajar en pijama durante quince días, debes aprovecharla. ¿Si el viento te arroja un billete de cincuenta euros a la cara no te lo quedas? Aprovecha esta crisis para vestir cómodo, cuando termine todo esto valorarás más el esfuerzo que haces cada mañana al ponerte la corbata. Eso sí, la ducha sigue siendo obligatoria.
Otro punto que debemos abordar es el del ocio. Es posible que durante los próximos días escuches más música que nunca, porque hace compañía y los decibelios se pegan en las paredes del hogar hasta formar una fina capa que protege de la angustia. Elige una canción que sea tu himno en la trinchera y sube el volumen al máximo cada vez que suene, siempre que no sea la hora de la siesta o un tema de Melendi.
Por otro lado, en la mayoría de los hogares ya tenéis disponible multitud de plataformas de entretenimiento audiovisual con las que llenaréis horas y horas de vuestro encierro. Sin embargo, de vez en cuando hay que mirar a esa estantería que hay encima de la tele, probablemente tienes algún libro en ellas. Si no tienes ninguno, pídeselo a algún amigo o familiar que lea y ve a su casa a recogerlo. No estarás incumpliendo el estado de alarma, porque se trata de un bien de extrema necesidad. Bueno, mejor léete bien el decreto, por si acaso, no te vayas a llevar una multa por mi culpa… En cualquier caso, los libros en formato electrónico son igual de respetables y hay muchas maneras de conseguirlos. Si la pandemia es la excusa que necesitabas para reencontrarte con la lectura habrás conseguido que la virtud brote en la adversidad. Grábate esto a fuego: si llega el fin del mundo no podrás llevar Netflix contigo, pero sí a Virginia Woolf.
Para terminar, os pido que disfrutéis de la familia en estos días al máximo en estos días de encierro. En realidad, más allá de las bromas que puedan hacerse en las redes sociales, esa va a ser la tarea más fácil si estás compartiendo el confinamiento con las personas que quieres. Juega con tu pareja y juega con tus peques, porque hasta los soldados que van a la guerra echan partidas de cartas para olvidarse del horror de vez en cuando. De vez en cuando deja espacio a tu compañía, porque estar juntos no es lo mismo que estar encima. Aprovecha para hacer limpieza general, con la música bien alta. Y cuando todo esto termine, sal a la calle cuanto antes, en busca de los familiares a los que no has podido ver durante estos días, para saldar la deuda de abrazos y besos que vamos a acumular durante la cuarentena.
Mucho ánimo, saldremos de esta.