Ante un pueblo que perdió todo, desde el futuro hasta el miedo, ¿qué se puede hacer?

Daniel García Rebollo. Alcalde de Arguisuelas y secretario general de Nuevas Generaciones del PP de Cuenca

Los que me conocen saben de mi vinculación, y mis demandas para la libertad de Venezuela. Hace 12 años viajé allí, en plena campaña del entonces candidato opositor Henrique Capriles Radonski para la presidencia, y lo que vi fue la alegría y el optimismo de los venezolanos que auguraban la caída del régimen chavista, mediante el voto popular. No fue así. El Gobierno, primero de Chávez y luego de Maduro, acalló la voluntad popular con cierta connivencia “para evitar males mayores”.

Desde entonces, he mantenido una comunicación con familiares y amigos, que vivían resignados, y sin esperanza, de un futuro mejor. Muchos de ellos, emigraron, al igual que más de 5 millones de compatriotas -a los cuales destacar que el régimen dictatorial sólo permitió votar al 1% de los mismos en las elecciones del pasado 28 de julio- en busca de un futuro mejor. Familias rotas y una generación marcada.

Lo que está ocurriendo en Venezuela, desde el pasado día 28, debería unirnos a la ayuda de la llamada desesperada por la democracia y la libertad del pueblo venezolano. He seguido muy de cerca la campaña de Edmundo González y María Corina Machado, pueblo a pueblo, escuchando los problemas del pueblo.

He estado al tanto del escrutinio casi minuto a minuto, a través de las actas que los testigos de mesa iban aportando. He visto a testigos, a los que se les ha impedido entrar a los centros de votación. He visto, al igual que todo el mundo, las tropelías de un régimen acabado que busca mantenerse a golpe de amenaza militar y fraude electoral.

El mundo entero ha tenido acceso a través de redes sociales a cientos de actas de escrutinio oficiales, en las que la victoria opositora era APLASTANTE -incluso hay alguna donde Maduro no logra ni un solo voto-. Lo que no hemos conseguido ver ninguno, es un acta de una sola mesa en la que gane Nicolás Maduro. La alegría de los venezolanos haciendo vigilia en los centros de votación, oyendo los resultados arrolladores, ensordecían al mundo entero.

Pero, el Consejo Nacional Electoral venezolano decidió, 6 horas después, emitir un boletín dando la mayoría a Nicolás Maduro. Si me preguntáis, dónde están los resultados escrutados, las actas o cualquier otro material que el CNE -liderado por un ex diputado socialista- haya podido publicar, siento deciros que no existe. La web del CNE no funciona, nadie de la oposición ha tenido acceso a las actas ni al seguimiento de los resultados, y tampoco a actas de ninguna mesa donde Maduro haya logrado ganar.

No sé lo que pasará en el futuro cercano de Venezuela, aunque tengo claro que la opción de mantener este letargo, no es viable. Porque ante un pueblo que perdió todo, desde el futuro, hasta el miedo ¿qué se puede hacer? La condena internacional y las relaciones diplomáticas son esenciales. España todavía está por apoyar a la voluntad popular del país hermano, que acogió a miles de españoles en el pasado. Se lo debemos. El silencio en estos momentos dice mucho más que la palabra. El Presidente del Gobierno de España, y su partido, con este mutismo, está abandonando a más de 20 millones de venezolanos, entre los que se encuentran 140.000 españoles. Esto no puede suceder en el mundo libre.

Desde aquí, mi pequeña aportación, invitando a todos a que seamos más críticos y apoyemos a nuestros hermanos venezolanos en estos momentos, en los que están luchando por la libertad y la democracia. Porque antes fuimos, ahora son. Animando a todos nuestros compatriotas a que continúen luchando porque “ES HASTA EL FINAL”. ¡Viva el bravo pueblo! ¡Viva Venezuela libre!