Las queserías conquenses quieren ir de la mano de los ganaderos de la provincia ante las amenazas que acechan al sector por culpa de la pandemia del coronavirus. La crisis ha sorprendido a los queseros de esta tierra en la época más fuerte de producción, cuando dan más leche los animales, pero las ventas han caído notablemente en el mercado y especialmente en las exportaciones. “Ha habido un repunte en venta online, pero no compensa”, se lamenta Diego Álvarez, director comercial de Quesos Villarejo.
Ante esta situación, a los productores de queso les queda la opción del almacenamiento a la espera de la mejora de la situación, pero algunas ya tienen sus cámaras llenas y están dejando de comprar a los ganaderos. Álvarez explica que, si las cosas siguen igual en dos o tres meses, la mayoría de los productores de queso dejarán de comprar leche y eso repercutirá negativamente en la ganadería, que podrían ver cómo se pierden empleos.
Otro problema que puede surgir si no se toman medidas es que se desate una guerra de precios entre las queserías de la provincia, al existir pocas salidas en el mercado. Además, la obligación de almacenar producto a la espera de tiempos mejores alarga el tiempo de maduración de los quesos, lo que afecta a los precios y limita el tipo de consumidor al que se puede llegar.
“No queremos que el sector se venga abajo, ni por nuestra parte ni por parte de los ganaderos, algunos de los cuales los conoces desde hace veinte años”, asegura el director comercial de Quesos Villarejo, subrayando el compromiso que existe para que ambos colectivos vayan de la mano en sus reivindicaciones.
Tras analizar la situación, los queseros conquenses han elaborado un listado de propuestas pueden hacer para que la Junta de Comunidades y la Diputación puedan echar una mano y han concertado una reunión con el consejero de Agricultura, Francisco Martínez Arroyo, en la que habrá representantes del sector de todas las provincias castellano-manchegas.
Concretamente los queseros van a pedir a la Junta de Comunidades que haga una campaña para promocionar el producto del consumo regional. “Si el particular aumenta su consumo tendremos más posibilidades de dar salida al producto”, apunta Álvarez. También van a pedir que se cree una línea de ayudas para que ellos se encarguen de la producción de los productos.
Los queseros también solicitan una línea de crédito, a interés cero o muy bajos, para financiar la curación del queso. A mediados de los noventa se puso en marcha una medida similar “y podríamos ganar algo de tiempo para empezar a vender a los países que se vayan recuperando”, apunta el representante de Quesos Villarejo.
Otra reivindicación que se quiere poner sobre la mesa es que haya un acuerdo temporal para fijar el precio de la leche, “que sea beneficioso para queseros y ganaderos”, evitando de esta forma que se produzca un pulso entre los dos sectores.
Finalmente, las queserías piden que los aplazamientos fiscales lleguen a más productores, también a los que tienen una facturación mayor de 600.000 euros, que es el límite fijado en la actualidad para beneficiarse de esa medida. Álvarez recuerda que las empresas que tienen esa facturación tienen también unos gastos muy elevados y pide que se cree un baremo que beneficie a las queserías más pequeñas pero que también alcance a las grandes.