El presidente de la Agrupación Provincial de Hostelería, José Manuel Abascal, es partidario del máximo rigor en la aplicación de medidas de prevención para salir cuanto antes de la crisis sanitaria provocada por el coronavirus, que centra en el sector de la hostelería algunos de sus efectos más perjudiciales. De hecho, el confinamiento al que se ha decretado a la población afecta a la línea de flotación de hoteles y restaurantes.
Abascal ha destacado que «la moral del sector hostelero conquense, dentro de lo que cabe, está bien. Entendemos que es un proceso en el que es muy importante que la gente siga al pie de la letra las recomendaciones de las autoridades sanitarias porque cuanto antes terminemos, antes volveremos a la normalidad. No deja de ser un poco angustioso, el miedo es libre, pero tenemos que tener mucho ánimo. Entre todos tenemos que ayudarnos y arroparnos para salir cuanto antes, es lo más importante para la salud y la economía».
Estas mismas fuentes han precisado que la actividad en los hoteles de la ciudad de Cuenca es «prácticamente nula. No hay movimiento. Esta semana, aunque estemos con las puertas abiertas, no se iba a vender absolutamente nada. Es un caos realmente para toda la hostelería, tanto hoteles, como restaurantes,… «. Abascal considera imprescindible la adopción de medidas y ayudas por parte de las diferentes administraciones para garantizar la supervivencia del sector ante unas circunstancias totalmente excepcionales. «Si se rompe la manguera, hay que arreglarla. De momento, tenemos que ayudarnos unos a otros, de la manera que podamos. Lógicamente, nos tendrán que inyectar liquidez y medidas de ayuda para ir pagando y sin que se tenga que hundir ningún negocio».
En este sentido,el presidente de la Agrupación Provincial de Hostelería estima que «viendo las medidas que ha hecho públicas el presidente de España, entiendo que todo esto se podrá normalizar. Sí parece imprescindible que la gente cumpla con todas las normas de higiene y prevención porque cuanto antes acabemos con esto, antes volveremos a la normalidad y a poder estar por la calle todo el mundo. Tenemos que intentar que se contagie la menor cantidad posible de personas, sobre todo la gente de alto riesgo. Hay que tener muy en cuenta que, si no lo hacemos así, esto se puede alargar. Si no se corta de cuajo podemos estar dando vueltas más del tiempo del necesario y eso, económicamente y psicológicamente, es muy perjudicial para una sociedad».