Jessica Candia es americana, nació en el Estado de Florida, y viajó hace poco más de una semana a España con el programa NALCAP. Actualmente, trabaja de auxiliar de conversación en el IES Isaac Albéniz del barrio de Villa Román, en Cuenca, y es noticia porque tiene mucho que contarnos sobre las elecciones de este martes en EEUU.
Las siglas en inglés se corresponden con North American Language and Culture Assistants Program, un programa del Ministerio de Educación que introduce nativos de EEUU y Canadá en las aulas de los colegios para potenciar el nivel de inglés de los alumnos.
Todavía no ha encontrado casa para compartir y está alojada en un hotel, pero ya conoce otras personas en su misma situación que vienen de EEUU y están trabajando en otros colegios de Cuenca. Su pequeña colonia estadounidense coincide en que Florida es lo que allí llaman un «election swing state» que viene a ser un Estado de tendencia electoral incierta: la mayoría es conservadora y su intención de voto está con el republicano Trump, pero también hay muchos jóvenes liberales que se inclinan por la demócrata Kamala Harris.
Por su experiencia cuando estuvo viviendo cinco años en Nueva York, EEUU tiene amplias zonas progresistas que coinciden con grandes núcleos de población, también Miami en Florida o Los Ángeles y San Diego en California, que buscan evolucionar y avanzar junto a la Unión Europea, pero luego hay muchos Estados que son más rurales y conservadores que van a volver a dar su apoyo a Trump. También opina que muchos de los que votan a Trump es porque no han tenido tiempo de conocer a Kamala Harris después de la retirada de Joe Biden. En definitiva, está convencida de que al votar se cumple el principio «lesser of two evils» que aquí llamaríamos del mal menor.
Advierte que el sentimiento del estadounidense de a pie ha ido generando con el tiempo mucha división en asuntos políticos y cada vez se habla de los partidos con mayor radicalidad y tensión. «Considero que estoy en un punto medio, no me gustan los extremos porque nos separan a todos y creo que ambos candidatos tienen cosas buenas que proponer, no puede ponerse en tela de juicio el amor entre las personas por una idea política, todos somos iguales», sostiene. Para Jessica, la tradición es buena, pero no todo tiene que permanecer igual porque eso supone encerrarse.
Aun así, este año no ha podido votar por correo, «no party», bromea. Pero de todos modos lamenta que cada cuatro años pase lo mismo una y otra vez. Le gustaría que hubiera una tercera o cuarta fuerza política que equilibrara la balanza política, que haya más opciones sobre la mesa y «menos fanáticos de Trump».
Su objetivo es irse a vivir a Madrid y quedarse en España porque su abuelo era gallego, pero mientras reside en Cuenca piensa aprovechar la tranquilidad que la ciudad ofrece y los largos paseos por las hoces. Asegura que a todo conquense que la conoce le entra la curiosidad por Estados Unidos y le hace preguntas sobre su familia si tiene la oportunidad, incluso sus compañeras del colegio también le han preguntado qué pensaba sobre las elecciones americanas.