Belén Estival. Musicóloga e intérprete
En 1965, la Semana de Música Religiosa incorporó como espacio de concierto la iglesia románica de Arcas. Desde entonces, debido a su especial acústica y belleza, ha sido el templo de los conciertos más íntimos, dedicados a la música medieval y renacentista. Por esto, era el lugar idóneo para escuchar a Tasto Solo, grupo de referencia internacional por sus interpretaciones de la música de los siglos XIII a XVI.
La soprano Anne-Kathryn Olsen, acompañada por Pau Marcos y Guillermo Pérez, con la fídula y el organetto, seleccionaron un repertorio de carácter intelectual y refinado, ceñido al tiempo que va de 1250 a 1350. La Flor en Paradis evocó, de manera poética, un momento esencial en el desarrollo de la polifonía, la notación y el sistema rítmico occidental. Las obras, procedentes de códices de monasterios europeos, mostraron una riqueza de formas para dos y tres voces, desde las pertenecientes al Ordinario de la Misa, a motetes y danzas.
Aunque en el programa de mano el concierto se presentaba organizado en cuatro partes, fue interpretado como un todo. Es decir, las obras se ejecutaron fusionadas unas con otras, sin silencios entre ellas, unidas por la improvisación del organetto o la fídula, que a modo de postludio–preludio acababan una pieza para empezar la siguiente. También, la Estampie real y otras danzas de la época fueron ejecutadas, como enlace para las piezas vocales, sin perder su gracia y energía. Este recurso mantuvo la atención del auditorio creando un clima sonoro cautivador.
Solo hubo una pausa necesaria para reajustar la afinación, que fue utilizada por Guillermo Pérez, fundador del conjunto, para situar al auditorio en el contexto musical de las piezas y los instrumentos; una explicación didáctica y clara que el público, que llenaba la iglesia, agradeció.

Tasto Solo buscó la suma de las partes, consiguiendo que el organetto y la fídula no parecieran instrumentos, sino voces; esto se consiguió gracias a las magníficas intabulaciones de Guillermo Pérez, haciendo sonar las melodías más graves en el teclado y la cuerda. Así, la fídula y el organetto llevaron a la práctica el ideal de imitar la voz como paradigma de perfección, enlazando con el pensamiento medieval que llamaba cantor al músico práctico, fuera instrumentista o cantante.
Los motetes franceses visualizaron cómo los textos sacros se mezclaban con los profanos, formando parte de la ornamentación de la pieza. La belleza de estos poemas amorosos quedó amplificada en la interpretación de la soprano americana Anne-Kathryn Olsen, cuya voz cristalina brilló en los pasajes melismáticos, exhibiendo una impecable técnica y perfecta compenetración.
La singular reverberación de la iglesia de Arcas favoreció la escucha de las tres voces con total nitidez, tanto juntas como por separado. Guillermo Pérez demostró maestría en la improvisación y gran dominio técnico para extraer numerosos recursos sonoros del organetto. Pau Marcos exhibió un sonido redondo, virtuosismo y habilidad en el manejo del arco, intercalando pasajes monódicos y polifónicos en la fídula con total naturalidad.
Debido al carácter esquemático de la notación medieval, la aportación personal de los intérpretes, en este tipo de música, resulta esencial. En este sentido, en la mañana del Sábado Santo, Tasto Solo demostró excelencia en su recitación polifónica y poética.