Botellas de plástico y vidrio, vacías o con restos de líquido aún en su interior. Vasos, bolsas, mascarillas y diversos envoltorios desperdigados por la calzada o agrupados en diversos montones. Es la estampa que durante las mañanas de los fines de semana se encuentran los servicios de limpieza y los paseantes más madrugadores que se acercan al entorno del polideportivo El Sargal, el nuevo centro del botellón en la ciudad de Cuenca.
Fue el pasado verano cuando el Ayuntamiento prohibió el consumo de alcohol en las calles. El cambio normativo implicó que se prácticamente desaparecieran los botellones en entornos como la Plaza de España pero, tras el fin del Estado de Alarma, ha reaparecido o se ha trasladado a otros espacios, como la explanada del antiguo club Serranía, el aparcamiento de El Castillo, varios parques y, con especial intensidad, a las inmediaciones del pabellón deportivo.
Al margen de los ruidos o los riesgos para la salud individual y colectiva que implica la actividad, las concentraciones multitudinarias que se producen en las noches de viernes y sábados en las zonas dejan un reguero de desperdicios y suciedad que enerva a los vecinos y a los trabajadores encargados de su retirada, según trasladan unos y otros a este periódico.
En ocasiones los desperfectos se extienden a otras áreas cercanas de la capital conquense, como Princesa Zaida, donde este domingo aparecía volcado un contenedor de aceite.
«Ánimo que no pasa nada, que se j… el personal y si sigue la pandemia perfecto, pero fiesta y a tope, que la culpa son de los bares y el ocio nocturno», ironiza en un mensaje José, uno de los afectados, que pide a los responsables del Ayuntamiento que «a ver si se enteran de una vez por todas, que todos los fines de semana lo mismo».
Además, considera necesario que se implante un toque de queda desde las doce de la noche hasta las seis de la mañana para evitar este tipo de conductas.